Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.
Papeles del Psicólogo, 1984. Vol. (15).
Daniel Iríbar
Ya han concluido las sesiones del Primer Congreso del Colegio Oficial de Psicólogos. Entre los ponentes, una catalana, psicóloga y profesional de la política: María Dolors Renau. Representa en el Congreso de los Diputados a los volantes socialistas de Cataluña. Un saludo, una pausa y comenzarnos a hablar de profesión y política, de saberes y poderes.
Tengo que partir de una reflexión sobre mi experiencia como profesional que ha trabajado durante bastantes años en Psicología, en un ambiente bastante marginado, y de cómo por ese camino ha llegado a comprender mejor los condicionamientos de tipo político que inciden en el trabajo del psicólogo y en lo que el psicólogo tiene que hacer cuando trabaja en un medio educativo. Mi experiencia es una experiencia de ocho años en una zona suburbial de Barcelona que es Cornollá de Llobregat: es un sitio con muchísima inmigración.
Llegué allí con unas posiciones personales de alguna forma ya de izquierda; pero esa experiencia me hizo comprender una cosa que a mí me parece fundamental: cómo los condicionamientos de tipo socioeconómicos, estructurales y ligados al sistema, se van traduciendo en condicionarnientos que llegan a crear diferencias de tipo individual. Había que ver cómo funcionaban las escuelas estatales, que para mí, en aquel momento, eran escuelas muy marginadoras en determinadas zonas geográficas que tenían unos condicionamientos institucionales que necesariamente llevaban a la inestabilidad del profesorado, a unas normas extraordinariamente rígidas que acentuaban -creo yo- los problemas que los niños ya traían de su propio ambiente familiar; todo esto iba tejiendo un tipo de pedagogía que evidentemente se traducía luego en un tipo de relaciones entre maestro y alumno y de los niños entro sí.
¿Podemos resumir, entonces, que tu compromiso político tiene un origen profesional?
Creo que se concretó con mucha más fuerza a partir de mi profesión. Tenía una opción política tornada ya en la Universidad, pero se concretó a partir de mi experiencia profesional.
Me encontró con que en el momento de abordar una situación que no estaba provista en los códigos implícitos por los que se rige la Psicología y su práctica podía hacer dos cosas: o bien replegarme en mi antiguo esquema de trabajo, es decir montar mi despacho y hacer Psicología Clínica sin alterar para nada estos condicionamientos, es una opción y hay gente que lo ha hecho, o intentar dar con instrumentos de trabajo que fueran propios de mi profesión, pero que encajaran en una realidad que era muy distinta de lo que yo había experimentado anteriormente.
Al hacerlo, acabas relativizando incluso tu propia profesión, y te das cuenta de que hasta los instrumentos aparentemente más científicos están determinados por la historia de la ciencia, por la historia de la propia Psicología y por los condicionamientos que han hecho que la Psicología se pusiera al servicio de unas determinadas necesidades sociales correspondiente a una clase. Para hablar de casos concreto, hacer una entrevista tranquila con un alumno, o ver a un grupo de maestros, a tener una charla tranquila con un grupo de padres resulta imposible, porque no hay despacho, suenan los teléfonos, los niños y los maestros invaden el despacho de una forma totalmente sin límites... Cuando te ocurre todos los días llegas a la conclusión de que no se ha generado un espacio social ahí para que haya un psicólogo ejerciendo de esa manera y lo das cuanta de que es imposible ese trabajo tal como tú lo tenías previsto. Entonces, o me pongo a hacer psicología privada en la escuela pública o en el barrio, o bien tenla que decir: "bueno, me dejo invadir, voy a ver qué pasa" lo que cuenta aquí no es tanto lo que yo haga, sino ver cómo trabajo con el medio en el que estoy inmersa para que este propio medio genere situaciones de diálogo, para que circule la información, etcétera.
Los profesionales con los que viviste esa experiencia de Cornellá ¿qué dicen ahora de tu actividad política?
Hay muchos lazos profundos entre nosotros y eso cuenta mucho: son siete u ocho años de compartir calamidades. Por tanto, cuando nos vemos, no sé hasta qué punto los afectos atemperan sus criticas; eso a veces me lo he planteado.
Si cierta confianza personal puede sustituir la confianza en el partido.
Si; diría que como en profundidad las líneas siguen siendo las mismas... Estuve hablando hace poco con ellos, justamente en el Congreso de Psicólogos. Es muy posible que tengan criticas, como las de cualquier otra persona de izquierdas en el partido de Gobierno, pasa que una cosa es lo que se pensaba y otra lo que sucede: hay que hacer reajustes a muchos niveles; pero creo que una confianza básica en los esquemas que conjuntamente hablamos diseñado sigue existiendo. Cuando un psicólogo quiere hacer un trabajo en un servicio público necesita instrumentos nuevos; los psicólogos estarnos faltos de instrumentos, porque la historia de nuestra propia profesión ha ido por otro lado.
"Tenía una opción política tomada ya en la Universidad, pero se concretó a partir de mi experiencia profesional".
¿La dura realidad de ser Gobierno obliga a reajustes? ¿Está viviendo el Gobierno solo esa dura realidad? ¿Quiénes protagonizaron la necesidad de hacer los cambios se han quedado en la insatisfacción de que los cambios no llegan?
He reflexionado sobre esos temas como persona política y como profesional. Nosotros hornos sido educados en la resistencia. ¿Qué tiene eso de malo? Tiene de malo que en la situación de dictadura se idealiza mucho; nosotros haremos esto cuando se acaben los malos y vengan los buenos; el mundo queda corno dividido entra malos y buenos. ¿Qué pasa en el momento de enfrentarse a la realidad?
Que ni lo bueno es tan bueno, ni lo malo es tan malo. Entonces hay que aprender una durísima lección, que es la lección de enfrentarte con lo bueno y lo malo mezclado. Nuestras propias limitaciones, nuestra falta de reflexión, de poco aguante, de que se sabe muy bien reivindicar y poco construir son parte de lo malo. Luego, cuando te das cuenta de que entra los propios progresistas hay envidias, afán de Poder, etcétera, también ves una mezcla de lo bueno y lo malo.
Por otra parte, no tenernos un Estado, está lleno de trampas, deficitario, llano de un funcionariado que no funciona; la represión de los años anteriores ha tapado un montón de profundas deshonestidades y picardías y pocos están educados para tener responsabilidades. Este aparato del Estado deja poco espacio para resituar los principios socialistas de siempre en el contexto actual.
Una experiencia de Gobierno puede ser políticamente y sociológicamente una experiencia que si se reflexiona se convierte en un instrumento de conocimiento de la realidad. Aquí está el tema, ¿es que vamos a saber, ahora te hablo con toda la libertad del mundo, sacar provecho de la experiencia de Estado? ¿El partido va a tener capacidad para reflexionar y aprovechar la política de Gobierno? Hay montañas de gente totalmente entregadas al trabajo socialista en las instituciones y, bueno, con todos los errores que se quieran, han hecho cosas y cada vez saben mejor cómo hacerlas. Tú dices que lo que quizá no se ha sabido hacer es informar, pero es que el aparato del Estado se les ha comido las energías a todo el mundo y tiene que haber un período de asentamiento en el que se pueda empezar a dialogar tranquilamente.
Cambiemos de tema, ¿qué pasa con la Integración Escolar?
Lo primero que hay que decir es que estarnos en el estado de Autonomías, te puedo hablar del caso de Cataluña, donde está todo transferido: el Gobierno de la nación hace grandes normas que son para todo el mundo, pero muy generales; luego, cada Autonomía es responsable del modelo educativo en su ámbito. El nuevo Real Decreto de Integración, en el que se tenía que regular más específicamente la Educación Especial y la Integración, no ha salido; como ha habido cambios en la Dirección General correspondiente es de temor que su publicación se demore aún unos meses. Pero en ello estamos.
A mi me parece importante que salga este decreto, aunque luego, en Cataluña, donde está todo transferido, haya su propia política, y en Andalucía la suya, y en el País Vasco, etc. La política del partido es una política de integración, una integración hecha, evidentemente, con unos planes de prevención bien hechos; es decir, la primera precaución es con que la escuela no desintegre, que no se margino a ningún niño, y segundo, que la integración se haga. Todo esto tiene que hacerse de acuerdo con un plan absolutamente racional, sin imponerlo por decreto.
¿Cómo están los presupuestos de educación para estos temas?
Bien, me dediqué hace un año a hacer un estudio sobre los equipos psicopedagógicos en el Estado, y quedé asombrada: pues habla corno dos mil quinientos profesionales trabajando en este campo, entre psicólogos y pedagogos, y algún asistente social. Habla dos mil quinientos dedicados al apoyo en escuelas. En esa cifra no he contado ni los equipos de salud mental, ni los que dependen de Protección de Menores, ni los de enseñanzas medias. Y me salió un número impresionante de profesionales. Entonces qué pasa aquí: los recursos están absolutamente dispersos, hacen lo que los da la gana, no hay unas políticas de fondo que los organice y esto es mucho peor que no tener recursos. Te digo esto, porque a mí me dio mucho que pensar, porque es verdad que no hay recursos, pero a lo mejor no hacen falta tantos.
¿La Administración central transfiere los dos mil quinientos profesionales en estos momentos?
Sí, se transfieren. Hay sitios, como me parece que va a pasar en la Comunidad de Madrid, donde parece que se va a hacer lo que debe ser: potenciar los recursos, coordinarlos, realizar una planificación conjunta. En Cataluña, en cambio, los servicios municipales quieren colaborar con la Generalitat, pero ésta prefiere generar nuevas redes paralelas, con un profundo desaprovechamiento de los recursos. En fin, todo depende de la sensatez y de la voluntad política de las Comunidades Autónomas.
¿Y los programas de Educación Compensatoria del Ministerio de Educación?
Creo que estos programas tienen que ir articulados con los demás, o sea que no puede convertirse en una recta paralela: en muchos sitios están funcionando de acuerdo con los municipios, que es lo que tendría que ser. Pienso, de todos modos, que es un tema que está por acabar de trabajar. En cualquier caso, los equipos municipales han vivido muy de cerca la vida comunitaria, han nacido de necesidades comunitarias, tienen muy claro lo que es un apoyo a una escuela corno tal, el apoyo a una institución escolar. Esta línea se impondrá aunque todavía perviven concepciones que cogen al niño y al maestro, corno a dos seres aislados: el apoyo a la escuela tiene que ir armado de un apoyo comunitario, una escuela no es una cosa aislada en la que se pueda intervenir, hay que apoyarse en el medio. No puede haber por ello apoyo a la escuela como tal, corno institución, sin fundamentarse en una territorialidad, que para mi gusto tiene una entidad que es el municipio. Los equipos serán de la Generalitat o del Gobierno que sea; pero tienen una ubicación y corresponsabilización con el municipio.
Daniel Iríbar