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PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1992. Vol. (53).




ACTITUDES, REPRESENTACIONES SOCIALES Y PREVENCIÓN EN EL CASO DEL SIDA

D. Páez, A. Vergara, I. Romo y C. San Juan

Investigación financiada por una beca del Vicerrectorado de Investigaciones de la Universidad del País Vasco para el año 1988-1989.

En este artículo presentamos un resumen de nuestra investigación sobre el SIDA. Esta se llevó a cabo en 1988 sobre una muestra de 813 personas en la Comunidad Autónoma Vasca. La muestra se eligió por «random route», respetando las cotas de edad y de sexo de la población de la CAV. La muestra es de sujetos adultos entre quince y setenta y cuatro años, con una media de treinta y seis, un 49 por 100 de hombres y un 24 por 100 de personas que han nacido fuera del País Vasco; estos dos últimos porcentajes son similares a los encontrados en la población. La encuesta constaba de preguntas abiertas sobre qué era el SIDA, a quién afectaba, qué lo causaba, qué medidas preventivas se tomaban y si conocía a alguien seropositivo. Además había preguntas cerrarlas sobre las mismas preguntas anteriores, sobre medidas preventivas de los seropositivos, personales, vías de contagio, reacciones si enfermaba un amigo, la pareja, higiene sexual si éste enfermaba y aceptación de seropositivos. Una mitad de la muestra respondía también a preguntas sobre actitudes, sentimientos, niveles de contacto y actividades con homosexuales y drogadictos. A todos los sujetos se les dejó un folleto informativo y se les hizo un resumen verbal de el. Dos semanas después la mitad de la muestra fue contactada y se le preguntó lo que recordaban del folleto charla, debiendo además responder a 12 afirmaciones verdaderas y nueve falsas referentes a la información entregada -como prueba de reconocimiento-. Los datos técnicos de la encuesta se pueden consultar en Páez Romo, San Juan & Vergara (1991). Aquí haremos una presentación condensada de los resultados centrales -sistematizando la exposición que el primer autor realizó en una Conferencia en el Colegio de Psicólogos en Madrid durante 1989.

La representación dominante del SIDA como enfermedad contagiosa moderna que afecta a grupos desviantes

Para la realización de esta investigación se estableció como marco de referencia la teoría de las representaciones sociales. Los estudios que han tomado dicho punto de partida se han venido proliferando en los últimos años, en particular en el campo de la Psicología Social europea, pero quizá no sea un concepto demasiado familiar para el psicólogo dedicarlo a otros ámbitos de estudios. Cuando nos referimos a las representaciones sociales estamos hablando, en última instancia, de ese tipo de conocimiento llamado de «sentido común» compartido por grupos sociales y que muchas veces desafía los principios y presupuestos del discurso científico. Las representaciones sociales integrarían un conjunto de opiniones, creencias, percepciones sociales, esquemas de pensamiento, etc., que configuran un sistema de conocimiento referido al mundo social. Sin embargo, la representación social no se limita al pensamiento verbal consciente y racional. Por eso, es un sistema no sólo de condiciones, sino también, un sistema simbólico, que integra formas de representación no-verbal y dimensiones efectivas, emocionales e irracionales.

De las respuestas abiertas de nuestra investigación podemos concluir que la representación del SIDA se ancla antes que nada en el régimen moderno de las enfermedades -las enfermedades contagiosas y mortales modernas. Pese a esto, aún en 1988 las personas de nuestra muestran continúan asociando el SIDA con grupos desviantes percibidos como de alto riesgo y anclan el SIDA en la anormalidad. Esta visión moderna es relativizada por la presencia de grupos que tienen una visión de fácil contagio y de explicación del SIDA por desviación social -es decir, una visión moral y de contagio masivo de éste (*).

Un conocimiento bastante exacto de los medios de contagio, una subvaloración del riesgo y una ausencia de medidas preventivas

A un conocimiento bastante exacto de los mecanismos de contagio se asocia una subvaloración del riesgo que se corre y una ausencia de medidas preventivas correctas; este fenómeno se ve agravado por el hecho de que alrededor de un 30 por 100 de la población cree que el SIDA se transmite por la saliva y picaduras de mosquito -resultados similares a otros países europeos- (Morin, 1990). Al igual que otras investigaciones, el porcentaje de medidas correctas recordadas tenía una media bastante alta 90 por 100 de memorización aquí como en Francia. La actitud de los individuos en general es a no adoptar conductas de evitación ni discriminación ante seropositivos. Por otro lado, al igual que en otros países europeos, los sujetos sabían que el preservativo era una medida preventiva correcta, pero sólo una minoría (alrededor del 5 por 100) lo utilizaba -o decía utilizarlo-. En Francia, por ejemplo, un 86 por 100 de jóvenes encuestados está a favor del preservativo, pero, sólo un 5 por 100 de estudiantes y un 20 por 100 de jóvenes sexualmente activos los utilizan (Morin, 1990).

Relación positiva entre nivel de contacto con sujetos afectados, de riesgo e información correcta sobre el SIDA

Sólo una minoría de la población declara conocer a personas afectadas y por ende ha elaborado una representación del SIDA a partir de una experiencia directa. -El porcentaje de sujetos que decían conocer a un seropositivo era similar al de encuestas francesas (14 por 100), pero, muy superior al de una encuesta en la CAV del 87- en este caso era de un 5 por 100. Con respecto a la relación entre nivel de conocimiento de seropositivos y creencias, los sujetos más cercanos a enfermos de SIDA, manifiestan mayor información correcta sobre vías de contagio, un menor acuerdo con las explicaciones de corte socigénico del SIDA, un desacuerdo con las intenciones de conducta discriminantes o de distancia social, así como se manifiesta más dispuestos a usar el preservativo como medida preventiva. Igualmente son personas que tienen un mayor contacto con personas de los denominados grupos de riesgo y una mayor reactividad afectiva ante ellos -de predominancia positiva en el caso de los homosexuales y negativa en el caso de los drogadictos-. En otros países europeos también se ha encontrado una asociación entre actitud negativa, falta de información y conductas de rechazo y exclusión de seropositivos. Estos resultados son similares a los encontrados cuando se comparaba las repuestas de los sujetos, según su grado de conocimiento de homosexuales (*).

A nivel de variables macrosociales, los sujetos de clase media y los de mayor edad son los que manifiestan creencias más estigmatizantes ante los afectados por el SIDA.

Asociación entre una actitud afectiva negativa ante el SIDA y los grupos de riesgo y creencias discriminantes e incorrectas sobre el SIDA

Con respecto a la relación entre la actitud ante el SIDA y ante los grupos de riesgo (homosexuales), los resultados son similares al de la actitud ante el sexo: las personas con una actitud extremadamente negativa tienen una visión muy atemorizante, desviante moralmente y poseen menor información correcta, así como manifiestan menor intención de conducta preventiva correcta -reafirmando los resultados de encuestas en USA, que mostraron que los sujetos con una actitud negativa ante homosexuales tendían a estar peor informados sobre el SIDA y a estigmatizar más a sus portadores. El perfil de nuestros resultados es claro y, confirma los resultados obtenidos en otros países: los sujetos con una actitud negativa ante los homosexuales tienen una imagen más estigmatizada de los sujetos afectados por el SIDA, posiciones más discriminantes ante ellos y poseen, en general, peor información sanitaria sobre el SIDA.

A mayor contacto con sujetos de riesgo, actitud menos negativa ante el SIDA y mejor información sobre él

Nuestra escala de nivel de contactos con homosexuales demostró tener validez (diferenciaba bien entre niveles de actividad) y además encontramos que a mayor contacto con homosexuales, es menos negativista la actitud ante el SIDA. Aunque no siempre se da que un mayor contacto esté asociado a una actitud más positiva ante un grupo dado, en este caso creemos razonable pensar que un contacto de nivel íntimo se asocia a actividades placenteras -como las que aparecen en la segunda columna sumadas- y por ende explica que esta actitud se ancle en un marco de relaciones sociales. Con respecto al nivel de conocimiento de personas afectadas, nuestros resultados confirman que a mayor relación con seropositivos, una actitud afectiva menos negativista ante el SIDA. Podemos suponer que en este caso actuaría una cierta identificación y un conocimiento más complejo de los sujetos que tienen una relación más estrecha con personas enfermas o contagiadas (*).

Actitudes y creencias sobre el SIDA

No sólo encontramos que a mayor contacto o conocimiento de seropositivos y homosexuales, una actitud afectiva menos negativista ante el SIDA, sino que además confirmamos que las diferencias efectivas de agrado-desagrado están asociadas a explicaciones, anclaje en grupos, medidas de prevención, informaciones sobre los mecanismos de contagio, e intenciones de conductas diferentes (conductas de distancia social, de prevención). De todas formas existen investigaciones que confirman la asociación entre una menor actitud negativa ante el SIDA y un mayor miedo a contraer la enfermedad, aunque en principio estos sujetos pudieran disponer de mejor información (Witt, 1989).

Tipologías de creencias sobre el SIDA y relación con sujetos de riesgo

Encontramos dos tipos puros extremos (liberal y conservador), similares a los encontrados por Pollak en Francia, Aunque dominaba una dimensión liberal sobre el total de la muestra analizada, el peso de los conservadores era el doble del encontrado por Pollak en Francia. Los sujetos del cluster conservador tienen una visión exagerada de la contagiosidad del SIDA y optan por medidas de prevención extremas y exageradas. En relación a una medida correcta, como el uso de preservativos, aunque ambos grupos la aceptan mayoritariamente, los sujetos del cluster liberal están más de acuerdo en su uso. Los ítems que más diferencian a los clusters son el acuerdo del cluster conservador en que la causa del SIDA son los vicios y la degeneración (el libertinaje social) y el desacuerdo del cluster liberal, la tendencia a evitar la relación con sujetos de riesgo, en el cluster conservador y su contrario en el liberal, y el acuerdo del cluster conservador con la marginación social como causa del SIDA -y la respuesta inversa del cluster liberal. Como elemento convergente, digamos que estos tres ítems estaban entre los que más discriminaban entre niveles de contacto con homosexuales y creencias sobre el SIDA. A nivel dicotómico, los ítems de mayor validez diferencial son el no tener contactos sexuales ni dar besos como medidas preventivas de los seropositivos, el comunicar a un sacerdote y el compadecer a un amigo enfermo de SIDA -todas respuestas mayoritarias o importantes en el cluster conserva minoritarias en el liberal. Se reencontrarían aquí dos núcleos figurativos, similares a los postulados por Jodelet (1991): uno primero, de casualidad sociogénica por liberalidad, de condena moral, de compasión y aislamiento, opuesto a una visión menos sociogénica y menos aisladora-excluyente. Un segundo núcleo figurativo, de contagio fácil (lágrimas, saliva), y de medidas preventivas de sociofobia -de rechazo del contacto social con sujetos seropositivos. Opuesto a él estaría una dimensión del SIDA como ETS de difícil contagio y que se controlaría mediante higiene sexual. Es de destacar que las vías correctas de contagio, las medidas higiénicas generales y personales correctas, no diferencian claramente a los clusters -la información correcta es común a ambos clusters. Por último si el cluster liberal se plantea las relaciones estables de pareja y el no frecuentar a sujetos de riesgo como medidas minoritarias son las respuestas dominantes del cluster conservador. Presentaremos un resultado de cuatro clusters -los dos puros y dos mixtos- el dominante es un conjunto mixto liberal (41 por 100 muestra analizada), tabla 1.

Ver TABLA 1. TABLA DEL CLUSTER

El primero reagrupaba el 9,35 por 100 de la muestra (29 sujetos en estos análisis se trabaja únicamente con los sujetos que han contestado toda la encuesta) y se caracterizaban a nivel de causas por estar en desacuerdo que la causa del SIDA era la marginación social, los vicios y la degeneración, apuntando el contagio y transmisión como las causas reales del SIDA, están menos de acuerdo que afecta a gente de dinero. En lo referente a las vías de contagio, están menos de acuerdo que las lágrimas eran vías de contagio, considerando como tales los cepillos de dientes, mencionan la higiene personal como medida preventiva de los portadores. Están en desacuerdo en comunicar a un sacerdote la enfermedad, creen que hay poco riesgo de convivir con un portador, y no evitarían relacionarse con un enfermo de SIDA. Intentarían ayudar a un amigo con SIDA, no pasarían de él, ni le aislarían. Admitirían como vecino a un enfermo de SIDA, como compañero de vivienda, o amigo personal. Están menos de acuerdo en limitar las relaciones con su pareja en el supuesto de que sea portadora, así como en suspender las relaciones sexuales, están más de acuerdo en la utilización de preservativos en su relación con la pareja afectada. Están menos de acuerdo en mantener relaciones estables de pareja y en no beber del mismo vaso como medida preventiva. Este primer cluster es similar al cluster liberal de Pollak (1988), el cual también estaba creado por el 10 por 100 de su muestra. El cluster que presenta un perfil más lejano escrito anteriormente, es el tercero, que conforma un 20 por 100 de la muestra (61 personas). Creen más que las causas del SIDA son la marginación social, los vicios y la degeneración, que afecta más a la gente viciosa y promiscua, así como a la gente de dinero. Señalan los cepillos de dientes como la vía de contagio más clara, pero también señalan las picaduras de mosquito como vía de contagio importante. Creen que no tener contactos sexuales, así como extremar la higiene corporal y evitar los ambientes cargados, son las medidas preventivas de los portadores más adecuadas. Consideran que las personas que conviven con enfermos de SIDA tienen mucho riesgo de ser contagiados y están de acuerdo en evitar la relación con sujetos de riesgo, son los que señalan que hay que comunicar la enfermedad a un sacerdote. Son los que más se compadecerían si un amigo tuviera SIDA, aunque intentarían ayudarle de algún modo, pero son los que menos le tocarían. Son los que menos admitirían a un enfermo de SIDA como vecino amigo personal o compañero de trabajo, y compañero de vivienda, siendo esta última la de más baja admisión y donde más diferencia hay con el resto de los grupos. Los sujetos de este cluster son los que más romperían gradual o inmediatamente la relación al enterarse de que su pareja tiene SIDA (aunque no, son respuestas muy mayoritarias). En cuanto higiene sexual con la misma son los que más creen que no mantendrían ningún tipo de relación sexual, o relación sexual sin coito, así con los que menos mencionan los preservativos como higiene sexual si su pareja está afectada. Por último y en cuanto a las medidas preventivas personales son los que más señalan no frecuentar lugares de homosexuales, drogadictos o prostitutas, los que más evitan el contacto con sospechosos de tener SIDA, los que menos comparten su cigarrillo, así como los que menos beben del mismo vaso que otra persona. Este cluster es similar al cluster conservador puro encontrado por Pollak en Francia, aunque en su caso reagrupaba al 10 por 100 de su muestra. El segundo cluster reagrupaba el 30 por 100 de la muestra (92 sujetos), este grupo tiene un perfil parecido al cuarto y último conglomerado. Ambos muestran un perfil intermedio a los otros dos ya comentados, aunque es también interesante hacer referencia de que el segundo cluster se acerca más al tercero, es decir, al conglomerado más conservador y el cuarto al conglomerado liberal (el comentado en primer lugar).

Los sujetos de este segundo cluster conservador mixto estaban en desacuerdo que la marginación social, vicios y degeneración fuesen la causa del SIDA (el primer grupo también respondió parecido, y es donde más se iguala este segundo cluster al primero), además de esto y donde más en desacuerdo está este grupo es en que sea el desarrollo de la sociedad moderna la causa de explicación del SIDA. Estaban igualmente de acuerdo que la causa principal es por medio del contagio y la trasmisión. Estaban menos de acuerdo que afectaba a gente famosa y piensan que las personas que conviven con un enfermo de SIDA tienen bastante riesgo de ser contagiados (al igual que los del tercer cluster). Se muestran más negativos ante que los portadores mantengan relaciones sexuales. Intentarían ayudar a un amigo que estuviera afectado y le hablarían, no pasarían de él, tampoco lo aislarían, admitirían como vecino a un enfermo de SIDA, aunque se muestran más en desacuerdo con admitirle como compañero de vivienda (como veíamos también en los sujetos que conforman el tercer cluster, los cuales marcan aún más esta tendencia), no romperían inmediatamente, aunque se anuncia una tendencia hacia romper gradualmente la relación con su pareja al enterarse que tiene SIDA, aunque paradójicamente mencionan que mantendrían la misma relación. En cuanto a la higiene sexual si su pareja está afectada este grupo responde menos que los otros grupos que mantendrían relaciones sexuales sin coito, y manifiestan la utilización de preservativos, como intención de conducta. Por último, en cuanto a las medidas preventivas que toman, la más destacaba es la de no frecuentar lugares de homosexuales, drogadictos y prostitutas, al igual que los del tercer conglomerado, seguido de evitar contacto con sospechosos de SIDA. Es un conjunto mixto, rechazando formas extremas de explicación sociogénica y aceptando ciertos reductos de aislamiento. Lo consideramos como un conglomerado conservador mixto.

En lo que respecta al último cluster, el que agrupa a mayor población, un total del 41 por 100 de la muestra (128 sujetos), ya hemos mencionado anteriormente como la mayor similitud es hacia el descrito inmediatamente a él, además de tener también semejanzas con el conglomerado liberal. Y se caracterizan por estar en desacuerdo con que la causa explicativa del SIDA sea los vicios y degeneración, señalando el contagio y la transmisión como importantes (una vez más hacemos alusión a que salvo el tercer cluster, los otros grupos figurativos están de acuerdo en que el contagio y la transmisión son la causa explicativa del SIDA). Creen que afecta más a la gente de dinero y que una de las principales vías de contagio son los cepillos de dientes, están de acuerdo en que existe riesgo para las personas que conviven con un enfermo de SIDA, pero se muestran bastante en desacuerdo con evitar la relación con sujetos de riesgo. Señalan como medida preventiva de los portadores el extremar la higiene corporal, coincidiendo con el resto de los grupos y son los que más intentarían ayudar a un amigo que estuviera afectado, sin pasar de él en absoluto. Coherentemente con todo esto son los que más admiten a un vecino enfermo de SIDA, aunque es importante también el que muchos señalan que no saben si admitirían a un enfermo de SIDA. Señalan los preservativos como intención de conducta si su pareja está afectada, y como medidas preventivas mencionan en primer lugar el no frecuentar lugares de homosexuales, drogadictos o prostitutas. Este conglomerado rechaza claramente causas sociales y discriminación, aunque si apoya el evitar contactos con situaciones de riesgo.

Como se puede constatar, el primer grupo es el menos rechazante y el que tiene una estructura más liberal; el tercer grupo es el que tiene creencias más rechazantes ante el SIDA y los portadores y se siente poco involucrado. Los otros dos grupos tienen una posición intermedia como ya hemos mencionado anteriormente.

Con respecto a la relación entre nivel de conocimiento de homosexuales y estos cuatro conglomerados de creencias, comprobamos cómo el cluster considerado más conservador dice no conocer muy bien a ningún homosexual, por lo que sus opiniones y actitudes no tendrían una base de conocimiento directo(*). A pesar del número reducido de sujetos (debido a la eliminación de valores no contestados y a que aquí se trabaja sólo con la mitad de la encuesta en su versión larga) está claro que los conjuntos de creencias se anclan significativamente en la relación con sujetos de grupos denominados de riesgo. Mientras más se conoce homosexuales más predominan los conglomerados liberal puro y mixto, y mientras menos se conocen más predominan los conglomerados conservador puro y mixto.

Se ha podido constatar que una minoría importante de la población sigue creyendo que el SIDA es fácilmente transmisible -aunque el conglomerado de creencias que unía una visión del SIDA como muy serio y como muy contagioso fuera minoritario. En sus investigaciones sobre las concepciones de sentido común de las enfermedades, realizadas en USA, Bishop (en prensa) encontró que los sujetos utilizaban las enfermedades contagiosas comunes (como la gripe, el resfrío, etc.), como prototipos de la categoría de enfermedades contagiosas. Lalljee (1990), investigando también las concepciones de sentido común de las enfermedades, en Inglaterra reafirmó lo anterior: los sujetos clasificaban al SIDA de modo similar a las enfermedades de transmisión sexual y a enfermedades de alta contagiosidad, -como el cólera, el tifus, la malaria, la TBC y la rabia. Lo común a ellas es la transmisión por contacto casual. El SIDA como enfermedad nueva se ha asimilado dentro de las representaciones sociales o de los modelos folklóricos de enfermedad como una enfermedad contagiosa. Las dificultades de convencer a la gente que el SIDA no se adquiere por contacto casual y por ciertos medios (saliva, contacto físico, etc.), se explican porque esto va contra de las ideas de sentido común de lo que es una enfermedad contagiosa -concepciones de sentido común que se anclan en la experiencia común de ellas y en representaciones de gran tradición cultural.

Influencia de los niveles de contacto con sujetos de riesgo, de la actitud y de los tipos de creencias en la memoria

El grupo de actitud más negativa ante el SIDA se comporta a nivel de la memoria como los erotofóbicos -inferior recuerdo «correcto». Comete más errores y tiene menos aciertos de recuerdo y reconocimiento sobre la información entregada. El grupo de mayor cercanía a seropositivos y a homosexuales muestra igualmente un mejor recuerdo Ubre y reconocimiento de información correcta. Hay que destacar que tanto la actitud ante el SIDA como la actitud ante los homosexuales producen la misma cantidad de resultados y que el perfil si no se solapa totalmente si presenta un sentido similar- los sujetos de actitud negativista cometen más errores y menos aciertos de reconocimiento.

Los resultados obtenidos son similares a los obtenidos sobre la relación entre información sanitaria y actitud ante el sexo: las personas con una actitud extremadamente negativa tienen una visión muy atemorizante, desviante moralmente y poseen menor información correcta, así como manifiestan menor intención de conducta preventiva correcta (Gold-farb y cols., 1988). También se ha encontrado que las medidas de creencias o representaciones tienen una influencia más grande que los niveles de contacto con seropositivos y homosexuales sobre errores en el recuerdo. Esto sugiere la importancia del cambio cognitivo-afectivo y las limitaciones del mero aumento del contacto con los sujetos denominados de riesgo.

Nivel de contacto y consistencia creencias-intenciones de conducta

También se confirmó claramente que las creencias y la actitud predicen más la intención de conducta de discriminación social en el grupo de mayor contacto. No sucede lo mismo con la hipótesis que suponía que en los sujetos de menor contacto sería la actitud la que mejor predeciría, las intenciones de conducta que las creencias. Ambos elementos tienen una influencia específica significativa, pero, son las creencias (y no la actitud) las que tienen una asociación superior en ambos grupos. Esto sugeriría que al margen del nivel de experiencia, las estructuras de creencias, en la medida que son generadas y cumplen funciones de defensa de la identidad social y de orientación de la interacción y comunicación, es decir, en la medida que son representaciones sociales, serían la variable explicativa central.

Estructuras de creencias y sesgos congruentes de memoria

Reafirmando lo anterior, la comparación de la influencia en el sesgo negativista de la memoria (reconocimiento de información incorrecta sobre el SIDA), de las creencias, la actitud y el nivel de contacto con sujetos de riesgo, confirmó que eran las primeras las que tenían más influencia -además de que los falsos reconocimientos y otros resultados de memoria eran congruentes con las estructuras de creencias (*)

Influencia de las campañas informativas

La influencia de las campañas informativas, a nivel de la opinión y de la intención expresada de conducta, se ve reafirmada por la comparación de las respuestas entre estudiantes universitarios vascos y catalanes con los francófonos (París y Lovaina). Mientras en las campañas españolas se ha insistido en no compartir objetos personales (cepillos, etc.), en Bélgica y Francia se ha planteado que estos objetos no son vías de contagio. En los resultados se constató que mientras en el País Vasco y Cataluña más del 60 por 100 de los sujetos planteaban que el cepillo de dientes era una vía de contagio, este porcentaje era inferior al 20 por 100 en Bélgica y Francia. Algo significar ocurría con las cuchillas de afeitar -alrededor de un 85 por 100 las consideraba vía de contagio en el Estado, mientras que alrededor de un 40 por 100 hacía lo mismo en los países francófonos. Mientras en estos últimos, alrededor del 50 por 100 aceptaba como medidas preventivas de los seropositivos no compartir efectos personales, este porcentaje subía a más del 90 por 100 en el País Vasco y Cataluña. Los resultados sobre medidas preventivas reproducían los resultados anteriores -una medida incorrecta como no compartir vasos se aceptaba en alrededor del 10 por 100 en España, mientras que era inferior al 3 por 100 en Bélgica y Francia. Ahora bien, que aún en estos últimos países, sujetos de instrucción superior respondan en un 50 por 100 medidas contrapuestas a las campañas ofíciales, muestra la importancia y el peso de la representación de fácil contagio del SIDA (Yzerbit, San Juan, Carbonero, Elejabarrieta & Paichelier, 1991). La campaña española sobre efectos personales es probable que además haya reforzado la asociación entre enfermedades infecciosas de contagio casual y fácil con el SIDA- como efecto «perverso».

Conclusiones generales

La conclusión sería que no hay relación simple entre aprendizaje de información y medidas preventivas, aunque sí se puede interpretar que a mayor información, menor rechazo y exclusión de los afectados por supuesto, esto también se puede invertir, y afirmar que la gente más tolerante tiene mejor información y la asimila mejor. O dicho de otra manera, que una actitud negativa y unas creencias moralizantes y de fácil contagio del SIDA, van a sesgar la información. Afortunadamente, más que olvidar la información correcta, estas creencias y actitudes se asocian más a recordar incorrectamente elementos falsos. Por otro lado, 'hemos constatado la existencia de ciertas estructuras de creencias sobre el SIDA, que son coherentes con el nivel de contacto social con sujetos de riesgo (que permiten defender su identidad social) y con la dimensión afectiva o actitud. Además estas estructuras de creencias van a distorsionar de manera congruente con su núcleo la memoria de información -permitiendo mediante ello su mantenimiento y conservación. La existencia de ciertos conjuntos de creencias o representaciones sociales diferenciados sugieren diferentes objetivos y caminos para desarrollar una educación sanitaria preventiva. Para el conjunto de sujetos con una visión más moral y contagiosa del SIDA, aún es válido insistir en la información sobre lo difícil del contagio de éste. También sería importante que la propaganda hacia este grupo se hiciera a partir de sus valores por ejemplo, religiosos-conservadores, insistiendo en la necesidad cristiana de transformar la compasión en práctica de solidaridad, mediante la afirmación de figuras religiosas. Para el grupo de sujetos mas jóvenes, no es necesario seguir desestigmatizando el SIDA, sino proponer valores de solidaridad del estilo: usa también preservativo, para que no sólo lo usen los homosexuales y drogatas, como los judíos portaban la estrella de David. La idea es que somos todos judíos, es decir, sujetos de riesgo. El problema fundamental es como legitimizar el preservativo en el juego sexual juvenil. El amor y la sexualidad están asociadas a la confianza -y hay una baja disposición a integrar un elemento de desconfianza como el preservativo en ese escenario de flirteo- según indican empíricamente los resultados de Morín (1990), en Francia. Creemos que éstos son fácilmente extrapolables a nuestro contexto. En el caso de Francia, el uso del preservativo se facilitaba cuando sin mencionar el SIDA, las chicas afirmaba no tomar medidas contraceptivas -yo no tomo medidas Preventivas, por lo que tú tienes que hacer algo (implícitamente usar preservativos). De cierta manera, la reciente campaña pónselo-póntelo busca legitimar entre la población el uso del preservativo, en la línea de lo aquí planteado. Aunque creemos que en lo esencial es correcta, hay que señalar un elemento ambivalente: en la medida que se hace hincapié en el carácter controlable de las ETS y del SIDA, se refuerza una respuesta de crítica y desvalorización de los adquieren el SIDA. Como dijimos antes, Weiner y cols. (1988) en una investigación con estudiantes encontró que cuando el sujeto de una historia era responsable de la adquisición del SIDA, la gente lo evaluaba peor y estaba peor dispuesta ante él. Este efecto indirecto de mundo justo (si le pasó algo malo, es porque algo hizo mal y se lo merece) es una dimensión a tomar en cuenta de las campañas de autocontrol. Por otro lado, las limitaciones antes planteadas (falta de planificación y de control de la situación en las primeras relaciones sexuales entre adolescentes, cte.) sobre la posibilidad de legitimación del preservativo, creemos que siguen actuando.

BIBLIOGRAFÍA

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Páez, D., Romo, I., SanJuan, C. (1991): Vergara A. (Eds.): SIDA. Imagen y Prevención. Actitudes, Representaciones Sociales y Prevención ante el SIDA. Madrid: Fundamentos.

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Material adicional / Suplementary material

Tabla 1. Tabla del Cluster.

Tabla 1. Tabla del Cluster.

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