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Psychologist Papers is a scientific-professional journal, whose purpose is to publish reviews, meta-analyzes, solutions, discoveries, guides, experiences and useful methods to address problems and issues arising in professional practice in any area of the Psychology. It is also provided as a forum for contrasting opinions and encouraging debate on controversial approaches or issues.

PSYCHOLOGIST PAPERS
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Dissemination: January 2024
  • Frequency: January - May - September
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electronic: 1886-1415
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Papeles del Psicólogo, 1992. Vol. (53).




LA PSICOLOGÍA DE LA SEGURIDAD VIAL EN ESPAÑA

LUIS MONTORO GONZÁLEZ

Catedrático de Psicología y Seguridad Vial. Decano de la Facultad de Psicología de Valencia

Desde el Colegio Oficial de Psicólogos se me ha pedido que haga algunos comentarios sobre el estudio publicado en el número 52 de PAPELES DEL PSICÓLOGO, en relación con «La identidad profesional del psicólogo en el estado español » y en especial, sobre la situación de la Psicología de la Seguridad Vial en España.

Sin duda, el primer comentario respecto de la investigación realizada, debe ser de felicitación para el Colegio Oficial de Psicólogos, por haber promovido una iniciativa de tanto interés, felicitación que quiero hacer extensiva a los autores directos del estudio. Creo que la información y los datos aportados, nos serán a todos de gran valor, para poder conocer mejor la realidad profesional general de la Psicología en nuestro país, y esperemos que sirvan también para desarrollar actuaciones, que permitan mejorar la actividad profesional de los psicólogos, en sus distintos campos de intervención.

Aquéllos que hayan analizado detenidamente los datos que aparecen publicados, en relación con la actividad del psicólogo de la Seguridad Vial, habrán podido comprobar la situación especialmente preocupante y contradictoria de este ámbito, que según los datos que se manejan, es la sexta fuente de empleo para los psicólogos que salen de nuestras facultades (Gráfico 75, pág. 55).

Ante el panorama, incompleto pero real, que nos muestra el estudio, no existen más que dos alternativas para la Psicología española: Dejar irresponsablemente que el campo de la Seguridad Vial agonice y desaparezca de manera definitiva, como ámbito importante de investigación y de intervención para los psicólogos de nuestro país, o aprovechar nuestra difícil, pero privilegiada situación, para potenciarlo y asentarlo definitivamente.

Tras la experiencia de la Psicopedagogía y la cantidad de licenciados que salen de nuestras facultades -con los que todos tenemos un compromiso moral de buscarles salidas profesionales-, entiendo que no estamos en situación de optar por la primera alternativa. Planteadas así las cosas, ¿qué hay que hacer para que sea posible la segunda alternativa? La respuesta en mi opinión es clara: No hay más camino que la expansión y la formación, y sobre ello quiero hacer brevemente algunas reflexiones.

La necesidad de expansión de la Psicología de la Seguridad Vial

Curiosamente, el camino de la expansión no puede ser más esperanzador para los psicólogos con imaginación. La Seguridad Vial en general y los accidentes de tráfico en particular, son serán uno de los retos más graves de las modernas sociedades. Por años potenciales de vida perdidos los accidentes de tráfico están ya duplicando a las enfermedades cardiovasculares o al cáncer, y están costando a nuestro país cerca de dos billones de pesetas. Ante esta angustiosa situación, los poderes públicos han lanzado ya una clara llamada a los psicólogos españoles, que yo pude comprobar personalmente en mi reciente intervención en el Senado (ver PAPELES DEL PSICÓLOGO, número 51, págs. 83-84), para que intervengamos con nuestros conocimientos. No hay que olvidar que entre el 70-90 por 100 de los accidentes son por fallos humanos.

Si rebasamos esta dimensión más general y entramos en el análisis de los principales componentes que se encuentran implicados en la Seguridad Vial -vehículo, vía y factor humano-, la potenciación, expansión y asentamiento, que según el estudio necesita la Psicología de la Seguridad Vial, pueden estar más que aseguradas en el futuro, si es que hay voluntad de querer hacerlo.

En relación con las posibles actuaciones de la Psicología en el denominado factor humano -sin duda reconocido como el más importante en la Seguridad Vial-, huelga decir la importancia y justificación científica, que tendría una mayor intervención de los profesionales de la Psicología.

En lo que se refiere al dueño de las vías y de sus elementos circundantes, reconocen los constructores que es cada vez más imprescindible disponer de especialistas, que ayuden a diseñar una vía propiamente dicha, así como todo lo referente al mundo de la señalización: Su localización, tamaño, colorido, luminosidad, etc., para que la captación e integración de la información sea lo más adecuada posible y se asegure la correcta toma de decisiones por parte de los conductores. Las posibilidades de intervención de la Psicología en este campo son extraordinarias y contrastan con la baja o nula oferta que estamos haciendo los psicólogos españoles, a diferencia de lo que ocurre en otros países desarrollados.

En relación con el tercer gran elemento, los vehículos -sin duda la industria más potente que existe en este momento en el mundo en la actualidad se está pasando de una ergomía clásica-reactiva, a una ergomía cognitiva, en la que los psicólogos tendríamos mucho que decir. La falta de respuesta de los psicólogos en este ámbito está haciendo que los ingenieros se vean obligados a generar sus propias investigaciones, en dimensiones de muerte contenido psicológico.

A ello, podríamos añadir otros muchos ámbitos de intervención obligada de la Psicología en la Seguridad Vial (ver Revista PAPELES DEL PSICÓLOGO, número 49, págs. 22-32): Educación vial infantil; intervención en colectivos especiales; investigaciones en relación con las normas reguladores del tráfico; investigación y tratamiento de las psicopatologías derivadas del tráfico; la formación de los agentes de tráfico (ver Revista PAPELES DEL PSICOLOGO, número 51, págs. 85-88); cambio de actitudes en peatones y conductores; investigación y prevención de los accidentes de tráfico y de los factores de riesgo; estudio de los problemas que genera el tráfico en 6 grandes ciudades; mejoras en la atención psicológica a las personas siniestradas, etc.

Gran parte de los problemas de la Psicología de la Seguridad Vial, que se mencionan en el estudio realizado por el Colegio Oficial de Psicólogos, quedarían en buena medida resueltos, si la actividad profesional de los psicólogos del tráfico no se quedará solo absurdamente encorsetada, en la labor que se desarrolla en los Centros de Reconocimiento de Conductores. No es posible entender, con la necesidad imperiosa que tenemos de expansión y con las posibilidades que nos ofrece el mercado, como no estamos haciendo una oferta más extensa, con un concepto más imaginativo, amplio y ajustado de lo que es la Seguridad Vial.

Por otra parte y en este contexto, a mi no me sirven algunas de las razones que se dan en el estudio, para explicar la problemática situación existente: La juventud de la Psicología de la Seguridad Vial o la falta de interés por parte de la Administración. Es cierto que la Psicología de la Seguridad Vial se ha desarrollado más en los últimos años. Pero aquí habría que decir lo que dijo Ebbinghaus para la Psicología en general; «La Psicología tiene un largo pasado, aunque una breve historia». Lo mismo ocurre con la Psicología de la Seguridad Vial, que es la única actividad profesional de los psicólogos, regulada por ley de manera ininterrumpida desde los años veinte hasta la actualidad.

Tampoco compartimos la idea que se menciona en la página 64, cuando se afirma «la escasa preocupación que la Administración manifiesta por el tema de la Psicología Vial». Precisamente en el máximo organismo de la Administración, relacionado con el tema del tráfico (la Dirección General de Tráfico), trabajan desde hace bastante tiempo un nutrido grupo de psicólogos -y no de otros profesionales-. Y precisamente la Administración creó los Centros de Reconocimiento de Conductores, reconociendo en BOE de manera bien clara la figura del psicólogo; centros en los que por cierto han trabajado casi el 16 por 100 de los psicólogos de este país, según los datos del estudio realizado; centros que podrían ser un privilegiado trampolín para la Psicología y los psicólogos, ya que por ellos pasaron sólo en 1986 más de dos millones de ciudadanos.

El problema de la formación de los psicólogos de la Seguridad Vial

Si como hemos visto, la sociedad tiene en la Seguridad Vial uno de sus retos más importantes; si el factor humano se ha mostrado como uno de los de mayor impacto en la Seguridad Vial; sí la Seguridad Vial, se ha convertido en una de las fuentes de empleo -estable o transitoria- más importantes para la Psicología, aparte de otras posibles líneas de trabajo en instituciones privadas o públicas, que podrían duplicar nuestra oferta de empleo en este campo, ¿cómo es posible la inexistencia de estudios y cursos de formación especializada en nuestro país, que desde la universidad u otros centros, den respuesta a esta evidente realidad y demanda social?

La carencia de formación sólida y extensa en todas las dimensiones de la Seguridad Vial es en buena medida la razón profunda que explicamos de los datos y problemas, que de manera latente o manifiesta, aparecen en el estudio del Colegio Oficial de Psicólogos, problemas como, por ejemplo: La dispersión, el raquitismo de oferta, el bajo asentamiento, la inseguridad profesional, la alta movilidad o el anquilosamiento en la actividad de selección de conductores.

Frente a esta incomprensible falta de respuesta de la Psicología en el campo de la formación, nos encontramos con que en el próximo curso 92/93, la educación vial -con un programa bastante extenso será materia obligatoria en todos los colegios, y por tanto obligatoria en la formación de todo el profesorado de primaria y secundaria (ver «El Mundo» del 15 de noviembre de 1991, pág. 67).

Por si fuera poco, y valga como un ejemplo más de la incomprensible pasividad de la Psicología en este ámbito frente a otros colectivos, los ingenieros, que son conscientes de las posibilidades de futuro que ofrece este campo, quieren poner en marcha una titulación de «ingeniero de Seguridad Vial». Debería servirnos de ejemplo.

Ninguna rama del saber se puede consolidar, ofertar, exigir o expandir, sin antes formar y especializar a aquéllos que han de ejercer actividades profesionales. Y no descubro nada nuevo con tal planteamiento; este evidente problema ya lo apuntó Germain, hace casi treinta años, cuando con la sorprendente visión de futuro que le caracterizaba dijo: «Es preciso que pronto tengamos en España psicólogos totalmente especializados en temas de tráfico». Ya hemos visto que los maestros, los ingenieros, y quien sabe si los psicopedagogos, parece que en este asunto tienen las cosas bastante claras.

Decía Francis Picabia que «el ser humano tiene la cabeza redonda para permitir que las ideas cambien de dirección». Pues bien, o la Psicología cambia su dirección en el terreno de la Seguridad Vial, o tendremos que asumir la irresponsabilidad de haber frustrado una oportunidad histórica, para asentarnos definitivamente en uno de los campos de mayor impacto social: La Seguridad Vial. Curiosamente el campo en el que, según el estudio, los psicólogos tienen con mucha diferencia, «... los porcentajes más altos de todas las áreas de trabajo, en cuanto a reconocimiento de la categoría de psicólogos en los contratos laborales».

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