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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
  • Última difusión: Enero 2024
  • Periodicidad: Enero - Mayo - Septiembre
  • ISSN: 0214 - 7823
  • ISSN Electrónico: 1886-1415
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Septiembre, nº 3, 2010.

VOL 31. Nº3

PSICOLOGÍA DEL DEPORTE

Presentación

PSICOLOGÍA DEL DEPORTE

Enrique Cantón Chirivella

Recientemente ha sido aprobada, por parte del Consejo General de Colegios de Psicólogos de España, la puesta en marcha de la División Profesional de Psicología del Deporte y el Ejercicio. Es un hecho a todas luces significativo, que viene a demostrar que, pese a tratarse de un área relativamente reciente, más que otras como la psicología educativa o la psicología clínica, la psicología del deporte posee la entidad y la presencia suficientes, así como un importante recorrido histórico para consolidarse como un área específica.

Los campos de actuación profesional se van conformando históricamente en el continuo proceso dialéctico entre la práctica social cotidiana y el progreso en la investigación. Esta dinámica social de acumulación del saber implica el desarrollo y el avance en los conocimientos básicos y técnicos que suelen producir una creciente subdivisión de las diferentes áreas de conocimiento. Esta división creciente es la que sirve de base al ejercicio profesional especializado, con la clara intención de conseguir los máximos niveles de eficacia y de eficiencia posibles, y siempre con el objetivo de beneficiar al máximo al cliente, individual y/o colectivamente. Sin embargo, parece evidente también que la especialización profesional no es ajena a las presiones y cambios sociales que van dirigidas en sentido contrario, en busca de una mayor uniformidad e intercambiabilidad entre las actuaciones y los que las realizan.

Precisamente, en estos últimos años se ha venido constatando un fuerte impulso hacia la desregularización profesional, justificada en facilitar que se disponga de una mayor cantidad de personas en el mercado laboral con capacidad y competencias para realizar tareas similares y que posean más opciones para trabajar en diferentes puestos laborales. Todo este proceso, por otra parte nada novedoso en la historia de las relaciones laborales desde la construcción de las primeras fábricas, implica que parte de la especialización de la realización de las tareas se puede incorporar a los componentes técnicos y que, aunque supongan labores muy específicas, éstas no requieran de conocimientos y habilidades especializadas sustentadas en un conocimiento básico y amplio que permita entender y encajarlas en un contexto más global y comprehensivo.

Esta aparente paradoja entre la cada vez mayor necesidad de conocer muy a fondo y detalladamente las tareas y la supuesta innecesaria especialización profesional para hacerlas, quizás puede entenderse mejor si distinguimos entre esa manera de entender a un experto como aquel que sabe básicamente cómo hay que hacer una cosa, de aquel que también lo sabe hacer pero que además sabe el porqué lo hace, sus posibles alternativas, sus riesgos potenciales y los condicionantes que pueden aconsejar mantener o modificar la tarea y la manera más adecuada de llevarla a cabo.

Recientemente ha sido aprobada, por parte del Consejo General de Colegios de Psicólogos de España, la puesta en marcha de la División Profesional de Psicología del Deporte y el Ejercicio. Es un hecho a todas luces significativo, que viene a demostrar que, pese a tratarse de un área relativamente reciente, más que otras como la psicología educativa o la psicología clínica, la psicología del deporte posee la entidad y la presencia suficientes, así como un importante recorrido histórico para consolidarse como un área específica.

Los campos de actuación profesional se van conformando históricamente en el continuo proceso dialéctico entre la práctica social cotidiana y el progreso en la investigación. Esta dinámica social de acumulación del saber implica el desarrollo y el avance en los conocimientos básicos y técnicos que suelen producir una creciente subdivisión de las diferentes áreas de conocimiento. Esta división creciente es la que sirve de base al ejercicio profesional especializado, con la clara intención de conseguir los máximos niveles de eficacia y de eficiencia posibles, y siempre con el objetivo de beneficiar al máximo al cliente, individual y/o colectivamente. Sin embargo, parece evidente también que la especialización profesional no es ajena a las presiones y cambios sociales que van dirigidas en sentido contrario, en busca de una mayor uniformidad e intercambiabilidad entre las actuaciones y los que las realizan.

Precisamente, en estos últimos años se ha venido constatando un fuerte impulso hacia la desregularización profesional, justificada en facilitar que se disponga de una mayor cantidad de personas en el mercado laboral con capacidad y competencias para realizar tareas similares y que posean más opciones para trabajar en diferentes puestos laborales. Todo este proceso, por otra parte nada novedoso en la historia de las relaciones laborales desde la construcción de las primeras fábricas, implica que parte de la especialización de la realización de las tareas se puede incorporar a los componentes técnicos y que, aunque supongan labores muy específicas, éstas no requieran de conocimientos y habilidades especializadas sustentadas en un conocimiento básico y amplio que permita entender y encajarlas en un contexto más global y comprehensivo.

Esta aparente paradoja entre la cada vez mayor necesidad de conocer muy a fondo y detalladamente las tareas y la supuesta innecesaria especialización profesional para hacerlas, quizás puede entenderse mejor si distinguimos entre esa manera de entender a un experto como aquel que sabe básicamente cómo hay que hacer una cosa, de aquel que también lo sabe hacer pero que además sabe el porqué lo hace, sus posibles alternativas, sus riesgos potenciales y los condicionantes que pueden aconsejar mantener o modificar la tarea y la manera más adecuada de llevarla a cabo.


Sección Monográfica

LA PSICOLOGÍA DEL DEPORTE COMO PROFESIÓN ESPECIALIZADA

Enrique Cantón Chirivella

FUNCIONES, TAREAS Y PERFIL PROFESIONAL DEL PSICÓLOGO DEL DEPORTE EN LAS ORGANIZACIONES DEPORTIVAS

M. Carmen Sánchez Gombau y Francisco Javier Sánchez Eizaguirre

EVALUACIÓN PSICOLÓGICA EN EL DEPORTE: ASPECTOS METODOLÓGICOS Y PRÁCTICOS

Mª Dolores González Fernández

EL PSICÓLOGO DEL DEPORTE EN EL ALTO RENDIMIENTO:APORTACIONES Y RETOS FUTUROS

Alejo García-Naveira

APLICACIONES DE LOS CONOCIMIENTOS PSICOLÓGICOS EN LA INICIACIÓN DEPORTIVA

Eugenio A. Pérez Córdoba * y Rosana Llames Lavandera**

INFLUENCIA DE LOS FACTORES PSICOLÓGICOS EN LAS LESIONES DEPORTIVAS

Francisco J. Ortín Montero, Enrique J. Garcés de los Fayos Ruiz y Aurelio Olmedilla Zafra

ESTRATEGIAS PARA LA CAPTACIÓN DE FAMILIAS ACOGEDORAS

Mónica López López, Jorge F. Del Valle y Amaia Bravo Arteaga

PANORAMA GENERAL DE LA PRODUCCIÓN ACADÉMICA EN LA PSICOLOGÍA IBEROAMERICANA, 2005-2007.1

Wilson López López, María Caridad García-Cepero, María Constanza Aguilar Bustamante , Luis Manuel Silva y Eduardo Aguado López

Una vez publicada la revista, el texto integro de todos los artículos se encuentra disponible en
www.papelesdelpsicologo.es