Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1983. Vol. (8).
Vicent Bermejo Frígola
P. y J. Psicólogos y A. y C. Pedagogos, forman parte de un gabinete psicopedagógico municipal de la ribera del Xúquer (Júcar) al País Valencia, y el famoso día 20 de Octubre de la riada, estaban allí trabajando. Unos veinte días después estuve hablando con ellos y contaron su experiencia así...
A: Ibamos a ver las cosas mínimas, ya habíamos comenzado a nivel de pre-escolar y estábamos ya trabajando en la escuela de padres, y tratando de ver con profesores y con la Asistente Social..., viendo cuales eran las áreas que nos interesaban y delimitándolas. Así empezamos a trabajar con niños que estaban en las aula de Educación Especial en un contacto básico con sus familias sobre higiene mínima de educación social elemental, pues hay que decir que este es un pueblo ligado a la tierra, más del 50% de su población no tiene industria, ni otro tipo de salida o actividad en el pueblo para el tiempo libre de los jóvenes, con un índice de alcoholismo alto (se considera uno de los más altos de la comarca)...
P: Bueno el día 20 de Octubre, estábamos en los despachos de los colegios y nos informaron los conserjes, sobre las doce o doce y media o la una. Entonces nos dijeron que el río estaba fuera de cauce, nosotros nos lo tomamos con bastante ingenuidad. En el Ayuntamiento teníamos una reunión con la gente más vieja del pueblo y parecía que había uno poco de alarma, corría el rumor de que la gente comprara comida y provisiones porque todo aquello podía ir a más (...)
En el Ayuntamiento sólo tenían información sobre la riada pero del pantano de Tous nada, nos fuimos a casa tranquilamente y a eso de las seis, se apagó la luz. Bajamos a la ciudad a ver el ambiente y la opinión de la gente: la riada significaba romper la normalidad, era un día sin luz, dos sin colegio.
C: Bueno, falta un factor que no se ha dicho y es que este pueblo donde estamos trabajando, es de riadas, pues hay un río que se desborda muchas veces, hay unas casas, que son muy caras porque son "fora riu", que se sabe que si hay una riada, el agua no llega a ellas. La gente vive muy pegada a la tierra, y tuve ocasión de ver a gente que veía venir a los bomberos y ambulancias con las sirenas, y decían: "Si, si, con eso vais a parar el agua del río", pero que parecía que el río era algo "suyo", y que iba a llegar allí y no iba a coger desprevenido a nadie.
J: Es como un modo de decir: "Bueno, haced lo que queráis, pero hagáis lo que hagáis, las aguas no las vais a parar". Un poco la rivalidad que existe entre la gente de la parte baja, que suelen ser todos jornaleros y la parte alta, los "señoritos", toda esta situación social, sirve ahora como ejemplo. La gente en los pisos altos no ha ayudado y ha tenido más tiempo para ir a por el racionamiento, podía coger la mejor comida, las mejores ropas, las mejores mantas, y luego las personas que vivían en los pisos de bajo, como tenían agua que debían sacar, pues tenían menos tiempo de ir, y por ello les tocaba siempre lo peor de todo, tanto de comida, ropa, en fin de todo. Esta tragedia muestra una falta de solidaridad colectiva muy acusada.
A: Ha habido mucha gente que ha cooperado, gente voluntaria, por lo tanto no se puede ni se debe generalizar, ni juzgar a las personas que vivan en pisos altos o bajos, pero sin embargo este enfrentamiento existe y eso puede explicar muchas situaciones que allí se han vivido...
Había cierto aire de intranquilidad, pero en realidad, la información que se tenía era que el río venía. Se recordaba la experiencia que se había tenido, eran dos días distintos y eso daba un aire distinto, de curiosidad. Por ejemplo nosotros fuimos a ver el río y ver como llegaba el agua, había gente en la calle que también había ido a verlo. Sin embargo, la que tenía planta baja o tenía negocio había construido ya una pequeña tapia, o había puesto una madera detrás de las puertas, había tomado medidas mínimas para que sus casas no se estropearan. Pero la gente en general seguía diciendo que sólo eran dos días, y cuando nos volvíamos a casa ya nos llegaba el agua por la rodilla y cuando habíamos salido solamente habían charcos.
C: Salimos sin agua, y a la media hora cuando nos volvimos a casa ya nos llegaba por la rodilla. Nosotros vivimos en una parte de la ciudad que cuando llega el agua lo hace en último lugar.
P: En dos horas subió más de tres metros, así que la avalancha fue muy rápida. Y hubo gente que ya no pudo salir.
J: Sobre las siete y pico, se fue la luz, cuando estaba anocheciendo, estaríamos como media hora.
A: Entonces fue cuando empezó realmente la sensación de miedo y angustia y se comentaba después como el agua subía a los escalones y subía y subía y entonces la gente no tenía más remedio que subir hacia arriba, la gente se apoyaba en la puerta para que el agua no le tirase la puerta al suelo y se la llevase. Los animales, las vacas, los perros que guardaban los garajes, se les oía chillar, se ahogaban al no poder escapar de allí. Se fue la luz, un silencio absoluto, el agua subía constantemente, y se oía a los animales y aquello era realmente angustioso para todos. La gente que vivía en piso, que habían puesto unas mínimas defensas y vio que el agua subía, que tenía que subir a los tejados... Era angustioso y lo pasamos muy mal, luego la radio tampoco decía nada realmente aclaratorio (...)
J: Hasta el día siguiente no supimos exactamente lo que pasaba, teníamos que imaginar qué ocurría en los distintos pueblos, si tenían agua o no y cosas como que la gente había pasado la noche en los edificios más altos de tal pueblo.
C: Al día siguiente vimos a un hombre estirando de un animal muerto. Comentábamos con los venicos asomados a las ventanas. Nosotros vivimos esa angustia.
J: Toda la gente estaba en las terrazas, y comentando, lo vimos personalmente.
P: Nosotros por ejemplo, no habíamos tenido trato con los vecinos, sin embargo aquella estuvimos con ellos. La siguiente noche, como aquello estaba estancado y bajaba muy lentamente el agua, cambió mucho de la primera noche que todo el mundo estaba volcado en las terrazas a la segunda, donde lo que había era un silencia sepulcral, se veían todas las casas con velas encendidas pero todo el mundo esta recluido en sus casas.
A: Además la primera noche se oía chillar. Se había quedado gente sobre el capó de un coche, en la zona del parque, un camión que por suerte no había volcado, como habían volcado todos menos ese, estaban de pie, con agua por la rodilla y con un río de agua. Una mujer se había quedado así, y la gente que había en los balcones, le hablaba y animaba, y la mujer decía: "¡por favor!, no me dejen sola", y entonces se puso toda la gente a chillar de esa zona que el Ayuntamiento enviase una barca para rescatar. Había un silencia enorme, toda gente diciendo: "¡que va a venir una barca al parque!" y toda una zona del pueblo chillando, pues era una situación de angustia y luego subía escalones cada vez más el agua. Cuando bajó el agua a los dos días de estar encerrados, la necesidad de salir a la calle de todo el mundo era enorme, todo el mundo salió, necesitaba ver que había pasado y había todavía agua y fango por las rodillas, pero ya todo el mundo estaba por la calle y fue entonces cuando todo el mundo se dio realmente cuenta de todo lo que había pasado, hasta entonces era la angustia enorme de que te vas a ahogar, ¿no?, era una sensación de alivio. Luego al bajar, al ver que la fuerza del agua lo había arrasado todo, se empezaron a oír que habían muertos, había una sensación de perplejidad, hubieron lágrimas, había un ambiente de post-gerra, había una cola de gente pidiendo comida, pidiendo ropa, porque estaban todos mojados, había una sensación de perplejidad y de asombro.
P: La imagen que ofrecía el pueblo era: todo lleno de barro, había colas en el hospital y en los lugares públicos, porque no había ningún punto de referencia con lo que es la sociedad moderna, la iluminación no funcionaba, ni tampoco el teléfono. Entonces la gente se agolpaba en torno a los primeros camiones que llegaron.
C: En los primeros momentos, nos comentaba un chico que estaba repartiendo en el Hospital, que alguna gente cuando veía que otros se llevaban la comida se tiraban a pegarles, o sea que había una necesidad de supervivencia total, y había una perplejidad de no creerse lo que había pasado, porque era mucho más de lo que se creía. Además había también una resignación, hay que pensar que es un pueblo que está unido a la Naturaleza, a las catástrofes de la Naturaleza, que no es como otro pueblo más industrial, entonces es la Naturaleza que se ha desbordado y les provoca una resignación rayando con el fatalismo. Toda la gente en su mayoría es jornalera, y se había quedado sin campo y era una sensación y situación muy mala la que se vivía.
Inmediatamente la gente empezó con pozalitos a quitar barro para vaciar y limpiar todo aquello, habían mujeres que se pusieron a limpiar el bordillo del portal, cuando tenían la casa llena de barro, pero era una necesidad de hacer algo y una sensación de asombro total.
P: En estos últimos días la situación ha evolucionado mucho, los establecimientos ya han abierto, hay luz desde hace ocho o nueve días, hay agua en las casas (aunque no potable todavía), se han hecho cartillas de racionamiento, no funcionan muy bien aún, hay grandes colas, también está la hostilidad que había entre los afectados y no afectados, pero ahora paree que se han limado un poco.
A: La gente ha vivido esta situación desde el primer momento de angustia cuando vio que se estaba saliendo el agua y de alivio cuando el agua paraba de subir. Luego la perplejidad, se pensó que había que limpiar las casas.
Pero hay abuelos que han vuelto enseguida, que se han vuelto a poner la televisión y los pocos muebles que les han quedado y se han metido en unos bajos que al cabo de estar un rato allí, tienes un dolor por todo el cuerpo, por la humedad que hay allí que no se puede aguantar. Por ejemplo, nos contó una chica que fue a hacer una encuesta y que estaba allí sentada en una silla de esas de skay y al sentarse en ella como la goma espuma estaba mojada el agua empezó a subir y a salir por todas partes, y se levantó toda mojada... Pero claro, los abuelos no se van de allí porque no tienen nada que hacer en otra parte, entonces se han vuelto a meter otra vez. El otro día pasamos por una calle y ha había un abuelo sentado en una mecedora viendo la televisión y veía la pared toda húmeda que se caía, pero ellos viven allí, y tienen la esperanza de que les van a llegar las ayudas, pero es una necesidad de aferrarse a algo.
En realidad, es ahora cuando la gente empieza a amoldarse a su nueva situación y piensa y espera las ayudas y están empezando a "levantarse" (...)
Lo que preguntas tú, es qué habíamos hecho nosotros en ese tiempo y qué pensábamos hacer y que puede hacer un Psicólogos, es verdad que en ese momento la situación no te deja reflexionar, haces lo que puedes hacer (...)
Al principio, el primer día que pudimos salir a la calle, salimos y pensamos nuestra situación: habíamos trabajado sólo una semana, conocíamos mínimamente a la gente del Ayuntamiento, lo primero que teníamos que hacer era ir al Ayuntamiento y decir: "Bueno aquí estamos dispuestos a ser vuestros colaboradores", pero en realidad nadie nos supo indicar nada. Pensamos que lo primero eran las necesidades básicas desde limpiar barro, repartir comida, ropas, descargar camiones que llegaban, etc.
C: Eso es lo que podíamos hacer, el papel de cualquier trabajador o empleado del Ayuntamiento. (...) Nosotros si en ese momento hubiésemos sido gente del pueblo, hubiésemos podido hacer algo más y estar más en contacto o hubiésemos estado más integrados con la Alcaldía y con todo el mundo, con el resto de la gente.
A: Nosotros lo que hicimos, fue limpiar barro, estar en la distribución de los camiones, estar en el Hospital repartiendo comida, mantas, ropas a la gente que llegaba y a la gente que no estaba íbamos a por ella. Luego ya empezamos a pensar que había mucha gente que podía hacerlo y ya vimos que nuestro papel podía ser otro y ya nos lo planteamos a nivel social, a ver que podíamos hacer y entonces ya nos dedicamos a los evacuados, a ver en que podíamos ayudarles y en que condiciones estaban, a decirles lo que podían hacer, decirles las ayudas, la ayuda jurídica, dónde tenían que cobrar las pensiones y cosas que ya se estaban haciendo, que problemas tenían, transmitíamos noticias y veíamos la situación tan mala en que estaban viviendo cada uno de ellos (...)
P: La idea que quedó entre la gente era una sensación de impotencia que cuando se reunían cuatro o cinco personas, tanto para limpiar una calle, una escuela o lo que fuese, había una sensación de impotencia y de que entre esas personas no se iba a poder, que la fuerza humana no bastaba para quitar todo aquello.
Cuando llegó el Ejército y ya empezó a quitar todo aquello, fue cuando empezó el espíritu de solidaridad entre los vecinos y se organizaron, se dieron cuenta de que todo aquello con esfuerzo se podía limpiar, ya veías a los vecinos con sus manguera quitando el barrillo que se quedaba después. Si eso se hubiese hecho antes, el barro estaba en las calles una semana o más, habría sido lo mejor.
A: Había algún "cara", con la idea de "picaresca", que había ido varias veces por comida, que tenía más o menos pérdidas. Pero la gente más pobre, enseguida venía como por la Beneficencia, la idea de que "somos pobres", "de que nos ayuden por caridad", y cosas así. En vez de pedir responsabilidades de lo que había ocurrido, se dejaron llevar por el fatalismo o sea: "La desgracia se ha volcado en nosotros y esta buena gente se siente caritativa con nosotros". Para todo daban las gracias, todo les daba miedo. Esa fue la idea que nosotros quisimos quitar, eliminar desde el primer momento, todo lo que pudiésemos, cosas, como darte las gracias por todo y que te dijesen: "Pero qué buena es usted", cosas así, intentábamos "marcar" que era nuestro trabajo, que nos tenían que dar las gracias por ello, que era su derecho y ese tipo de cosas se perdía enseguida, a la gente la dignidad se le olvida enseguida. Me refiero a la gente mayor y más pobre. Pasa que al perderlo todo, esa persona ya se considera nada, entonces todo lo que puedes hacer por ella tiene que ser agradecido, porque esa persona se ha quedado sin nada, y todo lo que hagas por ellas es porque eres bueno, porque tienes buenos sentimientos y cosas así. Entonces nosotros queríamos ir quitándolo y de hecho, cuando nos planteábamos un trabajo psicológico, más a nivel de comunidad: qué íbamos a hacer a nivel colectivo, qué podíamos hacer y una de las primeras cosas que quisimos fue "cortar" esto. Se han levando muchas "ampollas", el pueblo se ha quedado roto, han vuelto a surgir muchas y antiguas rencillas que se volverán a crear ahora que el pueblo está roto por problemas entre la gente, con rencores entre ellos y aparte la idea esa entre la gente mayor y más pobre, de que no tenía derecho a nada, que lo que le daban, se lo daban por caridad y a nosotros eso nos parecía bastante inoperante. Otra de las cosas que nosotros tratábamos de hacer era tratar a la gente con dignidad, mientras tratábamos con ellos, con los evacuados en la distribución de alimentos, de ropas y de todo, y aquello iba un poco unido, que se tomara un poco de distancia y no todo era lo mismo, que aquello era una situación de desastre que la gente pensase, que eran personas y que ellos seguían siendo personas, sobre todo cuando la gente pensaba que éramos distintos, o más buenos, o de la Beneficencia. La gente mayor no nos entendía y se lo tenías que repetir muchas veces. Nosotros les decíamos: "Usted no se preocupe, que se lo repito todas las veces que haga falta, porque usted tiene derecho a esta información" y ellos decía: "¡Ay!, que chiquita más simpática", "Ese es mi trabajo, señora", esa era la idea de mucha gente.
J: En un primer momento nuestra intervención fue de asistencia social, las necesidades básicas y por otra lado, estar en contacto con la gente viendo sus necesidades.
Nosotros pensábamos que una forma de abordar la situación era informar: que la gente sepa lo que es el pantano de Tous, que se ha roto. Pues si lo sabe, se puede entender mejor.
P: La gente necesita enterarse, ayudarla a "levantarse" y que se "sitúe", que piense que el agua y el río ha venido no por obra divina (como mucha gente piensa), por la fatalidad o el destino para "castigar los malos sentimientos de la humanidad". Hace falta un conocimiento más real de las cosas y que hace falta afrontar esa situación, yo particularmente creo que convendría que fuese saliendo la gente que tiene que pedir responsabilidades, ¿no? porque las cosas no han ocurrido por el destino, sino por que hay unas razones, el agua no viene y se va así "por las buenas", entonces la gente debía saber todo esto. Nosotros habíamos pensado iniciar, unas jornadas en torno a la información del pantano de Tous, que en esas jornadas se tratasen temas como un Psicólogo Social, un Ingeniero y un Ecologista, para que toda esta gente hablase poco a poco de todo esto, sabemos que todo esto es muy limitado, puesto que va a llegar a muy poca gente, pero con algunos por lo menos podíamos contar.
A: Nos planteamos desde el principio, al estar allí trabajando con niños, que para ellos ha sido muy difícil, (más que para los adultos), ya que sus padres, sus abuelos, tienen ya cierta experiencia. Pero los niños no, los niños han visto de repente que las aguas llegaban y arrasaban su pueblo y que cuando bajaba el agua, todo estaba arrasado y entonces hemos diseñado unas jornadas, cada sábado durante un mes hasta Navidad, actividades para que contaran sus experiencias. Saber un poco cómo se había llegado aquello y cómo se había ido.
Nosotros nos habíamos planteado el primer día, tomar contacto con los niños, que pudieran llegar a hacer alguna experiencia de expresión corporal, de escenificación, el agua en sus casas, el río, muchos niños agachados haciendo de río y otros pasando por encima, con los brazos en alto cogidos de la mayo tirando y corriendo con los demás, eso sería de una forma didáctica y participativa, dar una información de todo lo que ha pasado en el pantano, en la autopista. Habíamos pensado también hacer un mapa, partiendo de la experiencia de todos los niños de la comarca que han sido los más afectados, ¿no?, y construir el mapa y reconstruir un poco lo que ha pasado, no solamente en el pueblo, sino en toda la zona. Habíamos pensado también hacer otras actividades, como por ejemplo títeres y que el mismo niño contara sus propias experiencias, diciendo: "Eso me pasó a mí y lo vamos a hacer entre todos".
P: Era el objetivo nuestro que los niños trataran de reconstruir un poco esta "ruptura" que habían sufrido y que tuviesen un poco de información sobre lo que había ocurrido, antes se encontraban en una situación, ahora en otra totalmente diferente y un poco oír que ha pasado y por otra parte, que vean que ha pasado, en todas estas actividades que decía antes de escenificar su experiencia, emocional y que ellos "aliviaran" un poco esta situación que habían vivido esos días, lo del pantano y como vivieron esos días en sus casas.
C: Luego íbamos, según habíamos pensado que se hiciera algo por escrito con dibujos y a partir de ahí, hacer un libro, entre ellos y nosotros, que recogiera información de periódicos, fotografías de ellos y nuestras, que reprodujera con sus dibujos estas jornadas. Con todos esos materiales, construir ese libro y que quedara para el ayuntamiento para el Fondo Municipal, casi como una exposición.
J: La última parte estaría formada con rollos de papel y dibujar allí sobre estos temas. Estos dibujos los recogeríamos todos para la sesión de Clausura, haciendo una exposición entre todos, con reportajes y fotografías.
Hasta aquí su relato, que seleccionado entre las muchas más cosas que dijeron, grabado en magnetofón, queda como testimonio humano. Espero haberos transmitido las inquietudes que, muy diversamente ellos y nosotros, vivimos en estas tierras valencianas en estas jornadas trágicas.
Este documento es, evidentemente, uno de los posibles que se podían haber aportado. De hecho, otros psicólogos residentes en distintas poblaciones afectadas también podían haber intervenido y, de seguro, hubieran dado a conocer experiencias o conocimientos valiosos. O también, lectores de esta entrevista que poseyeran pericia técnica distinta. Si este documento sirve, además de testimonio de solidaridad, como estímulo de información o de discusión, habremos alcanzado los objetivos que se pretendían al dar a conocer esta entrevista.