Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1983. Vol. (8).
Equipo Psicopedagógico Municipal de la Ribera Alta
Para comprender como vivió la gente la avalancha es necesario situarnos en la mentalidad y forma de vida de un pueblo eminentemente agrícola ligado a la tierra y a la naturaleza.
Relato cronológico
Para comprender como vivió la gente la avalancha es necesario situarnos en la mentalidad y forma de vida de un pueblo eminentemente agrícola ligado a la tierra y a la naturaleza.
No se puede hablar de reacciones colectivas pero, generalizando, pueden distinguirse cinco momentos relativamente diferenciados:
1.- La espera de la "riada".
2.- cuando va subiendo el agua.
3.- Cuando se estanca el agua.
4.- Cuando baja.
5.- cuando comienza la "normalización".
1.- Las reacciones ante la noticia de que venía la "rina" estuvieron directamente ligadas a la pésima información que se transmitió y a la experiencia que se tenía de lo que era una riada: medio metro de agua como mucho, y sólo en algunas zonas. La gente, con cierta inquietud en algunos casos, se precipitó a las tiendas de comestibles. Sobre todo reinaba la tranquilidad, una cierta curiosidad y un ambiente expectante ante lo que preveía como ruptura no grande de la vida cotidiana: Dos días sin escuelas, sin tiendas, con agua en algunas calles... Era la naturaleza que se imponía a la civilización. Más de uno en el fondo se alegraba. Las personas de plantas bajas y comercios tomaban medidas mínimas de precaución que más tarde en minutos, quedarían desbordadas.
2.- Se corto la luz, el agua empezaba a subir en las calles y con ella la angustia, a esto se sumaban los animales que chillaban ahogándose, la incomunicación, las confusas y falsas noticias de radio, el corte del agua potable... Toda la noche se centró en la radio, en el nivel del agua y en huir hacia el tejado. La angustia dominaba la situación.
3.- Cuando el nivel del agua se estabiliza (tres o cuatro metros, según las zonas) y amanece, se hace general una primera sensación de alivio, de tranquilidad: La cosa no iba a más. Sólo quedaba la impotencia de esperar a que descendiera el nivel. ¿Qué había pasado? ¿Hasta cuando encerrados sin luz ni agua? Estas preguntas primaban durante dos días de aislamiento.
A pesar de esto se empezó a reaccionar dirigiendo las iras contra las informaciones confusas de la radio, contra el pantano y el gobernador civil. Al mismo tiempo en los pisos no afectados empieza a racionarse el agua, la comida y en general los recursos básicos ya que no se sabía hasta cuando iba a durar el aislamiento.
4.- En cuanto el nivel del agua descendió el deseo de salir y evaluar los daños empujó desde el amanecer a la gente a la calle con agua por la rodilla y una vez allí: perplejidad, duelo, resignación. El ambiente que podía encontrarse era de post-guerra: largas colas pidiendo comida, ropa, mantas, lágrimas, pérdidas de familiares y ocasiones de todas la pertenencias...
Aquí empieza la lucha por la supervivencia con el objetivo primordial de la comida. En un ambiente crispado resucitan los sentimiento de beneficencia y aparece la picaresca llegando desde el almacenamiento de comida como medida de seguridad, hasta la organización, saqueos, coger ropa para mercadillos...
Ante el desastre y la ruina que se ve en las calles la sensación de impotencia es general. Se necesitan máquinas que despejen las calles de muebles, escombros y barro. Estas tardarán en llegar. A otros pueblos industriales fueron más rápidamente.
Van surgiendo los encargados, los responsables, los coordinadores más tarde, quedarán sancionados en sus cargos.
La queja se hace constante, abriendo nuevas grietas en la población y acrecentado las ya existentes.
5.- El inicio de la reconstrucción se empieza a sentir con la limpieza de las calles y la apertura de comercios y viene reforzado por la expectativa de ayudas (indemnizaciones, créditos) a pesar del escepticismo bien fundado sobre las mismas. Los rumores empiezan a correr con fuerza y la vieja polémica entre lo urbano y lo rural queda desplazada a la rivalidad entre los residentes en plantas bajas y los de pisos.
En este momento se ha "querido creer" -aunque todo el mundo sabe que es falso- en la "ayuda" que no llega y que se sabe escasa, como último recurso para tener fuerzas y aguantar la tragedia.
El desmoronamiento a nivel individual comienza ahora.
Papel desempeñado
Para situar nuestra labor, hay que tener en cuenta: 1º- que nuestra reciente integración al municipio, hace que nuestra inserción social sea aún incipiente, y que por tanto no nos hayamos movido con toda la agilidad que hubiéramos deseado. 2º- El hecho de ser un gabinete municipal y no privado, nos implica no ya desde las exigencias éticas de cualquier ciudadano para con sus compañeros sino desde el estar en consonancia con las autoridades municipales que han requerido de nuestros servicios.
Así pues, el papel que hemos realizado tras una primera toma de contacto con las autoridades municipales ha sido el desempeñar una serie de servicios básicos consistentes en ayudar en reparto de ropas, alimentos, etc. Servicios que eran necesarios agilizar al máximo dada la situación de precariedad y angustia de los ciudadanos.
Cumplidas estas tareas de asistencia primaria, vamos retomando progresivamente nuestro papel, en función del proyecto que habíamos concebido de asistencia a la comunidad, si bien con el consiguiente ajuste a la nueva situación.
Nuestra labor entonces se puede enmarcar en un rol amplio como el que se desprende de la categoría de trabajadores sociales. Es decir nuestro cometido ha sido el de estar en núcleos o sectores de población entre los cuales se detectaban determinadas contradicciones.
Así pues cabe referirse a la problemática que se plantea con las personas evacuadas. En unos casos el hecho de que estas no hayan sido afectadas ni en sus casas, ni en sus trabajos, disponiendo además de chalets y que acudieran a los centros de distribución abiertos para personas afectadas, ha reavivado un problema latente extendiéndose la opinión de que en este río revuelto algunos no afectados no sólo no tuvieron pérdidas sino que además acumularon algunas ganancias.
En otros casos de evacuación la problemática no nacía de los evacuados sino del municipio receptor que divulgó falsos rumores acerca del comportamiento de los evacuados.
Consideramos que nuestra labor en el primer caso era ver que criterios selectivos se podrían introducir para filtrar solamente a las personas afectadas, evitando así la hostilidad lógica de estos últimos que se sentían desfavorecidos.
En el segundo caso era importante esclarecer un rumor cuya difusión estaba acrecentando un clima hostil de los que permanecían en el pueblo con respecto a los que estaban fuera.
Otro aspecto tratado ha sido el seguimiento de los niños evacuados en relación a su escolarización. Ver los planes de estas familias teniendo en cuenta que están sujetos a la situación de sus casa para volver y poder escolarizar a su hijos o en caso contrario ver la posibilidad de escolarizarlo en un lugar donde se haya evacuado.
Nos situamos ahora un momento en que nuestra asistencia se va acotando y especificando para circunscribirla en un ámbito de trabajadores sociales más sujetos a las expectativas del rol de psicólogo.
Así pues nuestras tareas previstas para los próximos meses tienen como objetivos restablecer un ambiente solidario y armonioso de la vida ciudadana.
Por otro lado pensamos que este suceso ha supuesto una ruptura violenta del modus vivendi en todas sus áreas: familiares, sociales, escolares, etc. Y que se hace necesaria una labor de reconstrucción, elaboración y asimilación de lo sucedido, aún más en los niños.
Para ello pensamos poner en marcha inmediatamente unas jornadas dirigidas a niños en las que se les dé una información didáctica abierta a la participación sobre las causas así como repercusiones y cambios que tal suceso ha generado. Asimismo se les posibilitará el desarrollo de sus aspectos emotivos, comunicativos, etc., a través de psicodramas, representaciones, etc. Este nivel se complementará con redacciones y dibujos en torno a esta temática.
Papel del psicólogo
Por lo que hace referencia al papel del psicólogo en este contexto a un mes vista de la "pantanada", cuando la situación aún es bastante dura, pensamos que la labor profesional eficaz pasa, quizás obligatoriamente, por los dos niveles que han enmarcado nuestra actuación: En un primer nivel, el psicólogo se engloba dentro de lo que se podría denominar en sentido amplio asistencia social, con una primera dedicación -organizativa o participativa- a necesidades elementales básicas y posteriormente, a servicios sociales.
Con una situación ya de camino hacia la normalidad (¡) debe provocarse un salto cualitativo -segundo nivel- y centrarse en aspectos más encuadrables dentro de lo psicológico. En este segundo nivel también habría dos momentos: uno de ámbito colectivo -elaboración colectiva de la catástrofe y sus consecuencias- y, ya en el período de normalidad, el ámbito individual o, mas propiamente, el desarrollo del proyecto particular de trabajo que se tuviera.