Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1985. Vol. (19).
SERAFÍN CARBALLO Y BEGOÑA ALABARÍA
El grupo en sí mismo no es una noción o concepto instrumental dentro de la Teoría Sistemática. Por tanto sólo podremos hablar de grupos desde un punto de vista sistémico cuando reúnan aquéllos las siguientes condiciones:
- Que las relaciones entre los miembros que lo componen tengan una cierta estabilidad.
- Una historia común.
- Que tenga uno o varios objetivos explícitos y/o implícitos.
Todo grupo que reúna los anteriores requisitos lo consideramos un sistema interaccional (Watzlawick).
El modelo epistemológico del que partimos como anteriormente señalamos es la Teoría General de los Sistemas. Dicho modelo, aplicado al campo de la Psicología, nos permite abordar y comprender la naturaleza de los sistemas interaccionales así como la estructura de los procesos de comunicación considerados desde la variable temporal.
La Teoría General de los Sistemas surge después de la Segunda Guerra Mundial como un cuerpo teórico unitario y como respuesta a una aspiración central del pensamiento científico contemporáneo: la búsqueda y creación de un lenguaje y una epistemología unitarios, válidos para los distintos campos de la ciencia, las ciencias físicas y las sociales.
Dentro del campo de la Psicología, la Teoría Gral. de los Sistemas no entra a descalificar ni a cuestionar otros modelos teóricos considerados científicos; considera que éstos están situados en niveles lógicos distintos, lo que conlleva por tanto distintos objetos de conocimiento propios del nivel de análisis que les corresponde.
A partir de los trabajos de Wiener, Rosenblueth, Shannon, Weaver y Von Bertalanffly, y más en concreto de las contribuciones del antropólogo y epistemólogo inglés Gregory Bateson, así como de los diversos investigadores del Mental Research, Institute de Palo Alto (California), se fue perfilando la base conceptual del modelo interaccional o pragmático de la comunicación humana, centrado precisamente en el estudio de la interacción entre seres humanos.
Por otra parte conscientes del desconocimiento que en nuestro medio profesional existe respecto a este modelo teórico por su reciente incorporación en España al conjunto de epistemologías que operan en el campo de la Psicología y de la Salud Mental, daremos a este artículo un tratamiento teórico-introductorio que consideramos imprescindible. Esperamos en próximas ocasiones situarnos en un terreno más clínico a fin de mostrar el gran potencial terapéutico que a nuestro parecer encierra este modelo.
HALL y FAGEN definen el SISTEMA como el conjunto de los objetos, las relaciones entre ellos y sus propiedades. Una definición más actual aportada por FUENTES BIGGY (1983) es la de que un sistema es un conjunto de elementos en interacción dinámica organizados en función de una finalidad.
Así el sistema se muestra como un concepto holístico, como una totalidad, entendiéndose sus componentes y propiedades sólo como funciones del sistema total, dotado además de una finalidad, de autodirección. Esta totalidad resulta diferente a la suma de sus partes (Principio de no sumatividad). Cada una de las partes del sistema (y/o cada subsistema) está relacionada de tal forma con las otras que un cambio en una de ellas provoca un cambio en todas las demás y en el sistema total.
Dentro del campo de la Psicología nos referimos siempre a grupos humanos que conforman sistemas vivos, abiertos. Resulta necesario pues, diferenciar éstos de los sistemas cerrados que se caracterizan por la ausencia de intercambio de materia, energía o información con su medio externo. Un ejemplo ya clásico de sistema cerrado lo constituye la reacción química que se produce dentro de una campana de cristal. Los sistemas abiertos por el contrario serían los que sí intercambian materia, energía o información con su medio externo.
El intercambio propio de los sistemas abiertos que conforman los grupos humanos es esencialmente información. Ahora bien, todo grupo humano precisa a su vez información acerca de los efectos de sus acciones sobre su ecosistema. Denominamos a este mecanismo RETROACCION.
De esta manera los datos sobre una determinada acción retoman a la entrada del sistema como nueva información que el sistema utilizará para acomodarse a su contexto. Ahora bien, la información que recibe todo grupo humano (como la familia institución, etc.)sobre una determinada acción ejercida sobre su contexto puede tener unas características tales que faciliten posteriores acciones en el mismo sentido que las precedentes ("más de lo mismo"): Nos estamos refiriendo a la retroacción positiva. Si por el contrario el análisis de una información promueve una acción en sentido opuesto a las acciones anteriores, estaremos ante la retroacción negativa.
Ambos tipos de retroacciones se dan de una manera interdependiente en un movimiento de correcciones mutuas, de autorregulaciones, lo que conducirá a un equilibrio con el medio, a una adaptación del sistema a los cambios internos o externos al propio sistema. Así por ejemplo y tomando el grupo familiar como un sistema abierto un cambio procedente del interior del mismo sería por ejemplo un embarazo, la muerte de uno de sus miembros, etc. Un cambio procedente del exterior sería por ejemplo un despido laboral, un fracaso escolar, etc.
Esencial para la estabilidad y supervivencia de los sistemas complejos que constituyen los grupos humanos es el mecanismo de la HOMEOSTASIS (morfoestasis) descrito por Cannon en 1920, pues permite el mantenimiento de las funciones y de la organización del sistema a través de una multiplicidad de equilibrios dinámicos.
Pero los sistemas complejos no necesitan tan sólo durar, sino adaptarse a los cambios, desarrollarse; así el concepto de homeostasis resulta insuficiente para la descripción de procesos tales como el cambio, el crecimiento, propios de los sistemas complejos socio-culturales.
SPEER y otros autores aportan el concepto de MORFOGENESIS para referirse a las modificaciones a las que antes hacíamos referencia.
La morfogénesis conlleva el aumento de diferenciación de los componentes
del sistema. De este modo frente a la autocorrección de la homeostasis tenemos la AUTODIRECCION de la morfogénesis. Ambos conceptos darán cuenta de la VIABILIDAD DEL SISTEMA. La llamada FUNCIONALIDAD del sistema viene dada por el grado de utilización de los procesos homeostáticos y morfogenéticos para alcanzar los objetivos propios de cada grupo.
Todos los conceptos que hemos anteriormente expuesto nos muestran la especial concepción sobre la causalidad en este modelo. Hasta el momento la linealidad de la relación causa-efecto había predominado en el pensamiento científico. La Teoría General de los Sistemas plantea junto a la multicausalidad, la CIRCULARIDAD en los sistemas interaccionales.
Así frente a la linealidad causa-efecto tenemos la circularidad : A → B → C
Aquí A, que podría ser denominado agente causal o estimulo en otros modelos teóricos, puede ser considerado estímulo, refuerzo, o respuesta, según el lugar donde hagamos el corte en la secuencia de hechos.
La retroalimentación y la circularidad constituyen el modelo causal para una teoría de los sistemas interaccionales.
La naturaleza específica del proceso ,de retroalimentación es de interés mucho mayor que el origen y a menudo que el resultado de toda conducta.
Las implicaciones prácticas de lo anterior apartan considerablemente a este modelo teórico de otros que operan en el campo de la Psicología.
En un sistema humano, como la familia por ejemplo, sistema abierto regido por reglas explícitas e implícitas, en que el comportamiento de sus miembros está sometido a los principios de retroacción positiva y negativa, el "input" estaría representado por una nueva información o un nuevo comportamiento de uno o varios de los miembros del sistema o del exterior del mismo. Si el grupo familiar reaccionase con retroacciones positivas descontroladas, éstas llevarían al sistema a su destrucción o cese de sus actividades (máximo de entropía, mínimo de organización) o bien a un cambio, lo que supone un nuevo tipo de organización o de relaciones entre sus componentes, un cambio de reglas. Si el grupo familiar funcionase de acuerdo a la retroacción negativa, se establecería un mecanismo homeostático, que puede conllevar un equilibrio funcional o estereotipado al contexto.
En los sistemas socioculturales la estabilidad está caracterizada por el principio de EQUIFINALIDAD (en un sistema circular los "resultados" no están determinados tanto por las condiciones iniciales, como por la naturaleza del proceso). Por ejemplo: Las manifestaciones psicopatológicas que aparecen en uno de los miembros de la familia, así corno los comportamientos de los demás miembros de la misma están menos condicionados por la situación de principio que por las reglas que dominan los procesos de comunicación propios del sistema. Según Watzlawick "un comportamiento, enfermo o no, no es ni causa ni consecuencia de los factores circundantes; más bien es una parte integrante del sistema..." de que se trate.
Si consideramos toda conducta de un individuo, incluido en un/os determinado/s sistema/s, sistema que a su vez interactúa con otros sistemas organizando con la intersección de éstos un determinado contexto significativo de la conducta anterior, tendremos que el presente modelo teórico resulta de indudable valor para un trabajo en la comunidad desde una institución pública.
Bibliografía
Bertalannffy, L. Von: Teoría General de los Sistemas. Madrid. Fondo de Cultura Económica. 1976.
Jan Haley: Terapia no convencional. Amorrortu Editores.
Bateson, G.: Pasos hacia una ecología de la mente. Ed. Carlos Lohié. 1976.
Selvini Palazzoli, M. y cols.: Ipotizzazione Circolaritá Neutralitá: tre direttive per la conduzione della seduta, en Terapia Familiare nº 7, 1980.
Watzlawick, P. y cols.-. La Teoría de la comunicación humana. Ed. Tiempo Contemporáneo, 1971.
Suárez, T. y C.F. Rojero: Paradigma Sistémico y Terapia de Familia. Ed. Asociación Española de Neuropsiquiatria. Madrid. 1983.