Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1989. Vol. (41-42).
JOAN HUERTA
Coordinador de Servicios Sociales. Ayuntamiento de Mislata. Valencia
Los cambios experimentados por la Psicología contemporánea hacia una mayor preocupación por la actuación en el ámbito comunitario ha tenido su reflejo en la Psicología que se ha venido desarrollando en nuestro país en la última década. A ello han contribuido, sin duda, los avances de las investigaciones que han enfatizado la conducta humana como resultado de la interacción entre el individuo y el medio, interesándonos más por el funcionamiento de las personas en su medio social.
Todo ello ha sucedido en poco tiempo, provocando constantes reflexiones acerca del rol profesional y de la dimensión ideológica que conlleva la intervención profesional desde uno u otro modelo.
En Servicios Sociales, aunque el objeto de trabajo y su complejidad demandan el que profesionales de disciplinas diferentes aborden una misma situación, falta una clarificación conceptual y metodológica, siendo escasa la presencia de psicólogos en el ámbito de los Servicios Sociales generales.
Según fuentes bien informadas de la Dirección General de Acción Social, el total de titulados superiores en los 512 centros de Servicios Sociales en funcionamiento, es de 246, que representa un 9 por 100 del total de trabajadores en estos centros. Con todo, el mapa es muy desigual si lo comparamos por comunidades autónomas, ya que hasta la puesta en marcha del plan concertado las diferencias de criterios a la hora de incorporar profesionales a los equipos han sido considerables.
Con frecuencia asistimos a la demanda de psicólogos para actuar como asesores o especialistas y en muchas ocasiones a tiempo parcial, no reconociendo la importancia que tiene la aplicación de la Psicología en tareas preventivas y de atención primaria. Así, encontramos la figura del psicólogo en programas de asistencia, diagnóstico y tratamiento, al igual que en servicios especializados.
Los Servicios Sociales generales son una respuesta a la problemática de personas y precisa de aquellos profesionales que puedan intervenir en la resolución de las mismas, pero asistimos, con demasiada frecuencia, tanto en Servicios Sociales como en otras áreas, a la utilización de la Psicología como disciplina que acompaña a una profesión para calificarla (educador-psicólogo, maestro-psicólogo, asistente social- psicólogo) y no constituye una práctica profesional acorde con su titulación.
No es mi intención diferenciar aquello que es «propio» del psicólogo en Servicios Sociales generales de lo que corresponde, por ejemplo, al asistente social, pues se trata de buscar puntos de encuentro. para un trabajo interdisciplinar más que de marcar diferencias, Aunque sí es necesario, hoy por hoy, destacar el aporte de los conocimientos y aportaciones de la disciplina psicológica, defendiendo su aplicación por psicólogos.
En la actualidad contamos con referencias legislativas que respaldan las razones técnicas a la hora de hablar de «equipos interdisciplinarios» en Servicios Sociales generales, a quienes corresponde «la intervención generalizada de atención primaria» (art. 7 de la Ley 5/1989 de Servicios Sociales de la Comunidad Valenciana); reconociendo la misma Ley lo insuficiente que es abordar lo complejo desde respuestas uniprofesionales. No obstante, podemos observar la «flexibilidad» de la Administración a la hora de clarificar la composición de los equipos, lo que ha llevado a que la configuración actual de la mayoría de los equipos, no se corresponda con el mandato legislativo y revele una realidad bastante diferente del modelo que ha de promocionar el bienestar y el cambio social.
Es obvio que será el funcionamiento de los equipos, y no sólo su composición, lo que determinará, en la práctica, si en efecto se ha incorporado lo interdisciplinar a la metodología de intervención. Deliberadamente no voy a entrar en las repercusiones que ciertas dinámicas de funcionamiento en los equipos tiene para el resultado de la acción social y entre las que se encuentran, sin duda, la defensa de parcelas, protagonismos, conflictos latentes, etc., y que restan efectividad al equipo.
No obstante, decir que posturas reglamentadas como la adoptada por el Ayuntamiento de Madrid respecto a la dirección de sus centros de Servicios Sociales, donde la única figura profesional que puede desempeñar dichas funciones es el/la asistente social, son malos ejemplos que la Dirección General de Acción Social debería tratar de eliminar, pues sólo aportan conflictos y consolidan posiciones hegemónicas. El acceso a la dirección de los centros debe estar basada en la formación, en la experiencia profesional y en las aptitudes personales que más se ajusten al perfil del puesto de trabajo, pero nunca por definición y acotando parcelas.
La Psicología aplicada en Servicios Sociales se diferencia de la práctica desarrollada en otras áreas y, por tanto, el rol del psicólogo trabajando desde servicios públicos no puede ser el mismo que en el ejercicio libre de su actividad. El marco legislativo y normativo delimita, también, la actuación de los profesionales de los equipos mediante líneas generales que condicionan su modelo teórico.
Los psicólogos debemos contribuir a la eficacia de los equipos teniendo en cuenta el objeto de trabajo y el lugar desde el cual intervenimos, adaptando nuestra metodología y desarrollando técnicas de intervención que sean válidas a nivel comunitario y no sólo en programas asistenciales. Los psicólogos desde los Servicios Sociales generales tenemos que superar el tradicional modelo «terapeuta-paciente» y aportar un modelo participativo, no directivo, contemplando la necesidad de reconvertir demandas que, en muchas ocasiones, son de prestaciones económicas.
Es absolutamente necesario superar enfoques clínicos y responder desde la Psicología a las carencias de las personas desde un servicio de atención primaria en la red de Servicios Sociales, donde deben realizarse intervenciones que atiendan la pluricausalidad cualquier proceso de marginación, abarcando desde elementos relacionases hasta el análisis de conflictos y necesidades.
Nuestras aportaciones a la metodología de la intervención social pueden enriquecer y complementar el trabajo que vienen realizando los asistentes sociales. Los psicólogos podemos contribuir a establecer cuáles son las causas desencadenantes de la situación en la que se va a intervenir, utilizando los instrumentos y técnicas al uso. Aportando a la descripción aquellos criterios que permitan situar la problemática en cuestión dentro de su contexto. Igualmente podemos dirigir la intervención a modificar los procesos que crean y mantienen las situaciones, diseñando las estrategias y aportando los criterios que orientaran las actuaciones de los profesionales del equipo y las técnicas e instrumentos que faciliten su intervención.
En el actual modelo de Servicios Sociales el psicólogo puede, además, aportar su perspectiva en funciones técnicas referidas a la elaboración de planes y programas; tareas de planificación, estudio y gestión, investigación; diseño de campañas; organización de recursos, gerencia de centros, etc.
En general, el psicólogo es un profesional de la acción directa, en unos casos, aunque puede funcionar asumiendo el papel de asesor en la tarea desarrollada por otros profesionales del equipo.
El compromiso que tenemos los profesionales y técnicos que desde las diferentes disciplinas trabajamos en Servicios Sociales es aplicar una metodología que acorte las distancias que actualmente existen entre la teoría y la práctica de la intervención social.