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Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.

PAPELES DEL PSICÓLOGO
  • Director: Serafín Lemos Giráldez
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Papeles del Psicólogo, 1993. Vol. (56).




ANGEL GARMA Y LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO PSICOANALÍTICO EN ESPAÑA

Mª LUISA MUÑOZ

Psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica de Madrid

Sabemos que las ideas de Freud fueron pronto conocidas en España y que desde la primera traducción de «Los mecanismos psíquicos de los fenómenos histéricos» en 1893, aparecido en la Gaceta Médica de Granada y en la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona, los más importantes psiquiatras españoles de la época, Fernández Sanz, Rodríguez Lafora, Sacristán, Mira y López, Juarros, Sanchis Banús..., se preocuparon por conocer las obras de Freud y de sus discípulos. En general, mantuvieron hacia las aportaciones psicoanalíticas la misma reserva escéptica que la mayoría de los psiquiatras de los distintos países europeos. No en vano Freud saludó con especial entusiasmo la atención que sus ideas despertaban en el Burghölzli de Zurich, donde Bleuler y Jung trabajaban con enfermos neuróticos y psicóticos, desarrollando e investigando a partir de sus descubrimientos.

Sin embargo, la reserva inicial de la Psiquiatría oficial no impidió que las aportaciones psicoanalíticas conmovieran los cimientos organicistas de la Psiquiatría y el estrecho campo de la conciencia, objeto del estudio de la Psicología.

El psicoanálisis, al ocuparse del mundo dinámico del inconsciente manifestado en los sueños, en la psicopatología de la vida cotidiana y en los síntomas de las psiconeurosis, abrió el campo a nuevos descubrimientos sobre la sexualidad infantil, el trauma psíquico, el conflicto, la resistencia, las defensas.

El psicoanálisis apareció como una teoría del desarrollo psíquico normal y patológico, un método terapéutico y un medio de investigación psíquico privilegiado Sus descubrimientos desbordaron el mundo de la Psiquiatría y de la Psicología para cuestionar el mundo de la Pedagogía, de la Antropología, la Sociología, el mundo del Derecho y la Jurisprudencia.

En la España liberal de principios de siglo, intelectuales como Ortega y Gasset, artistas como Dali, Buñuel, escritores como Azorín, los Machado, Sánchez Mejías, juristas como Camargo Marín, Jiménez de Azúa, pedagogos como Luzuriaga, Domingo Barnés, utilizaron los descubrimientos psicoanalíticos como nuevas aportaciones que fecundaban sus obras en unos casos y en otros como descubrimientos que revolucionaban los conceptos sobre los que se asentaban las ciencias humanas, jurídicas y pedagógicas.

En este clima de ambivalencia científica y atracción intelectual, la publicación de las obras en castellano de Freud, debido a la iniciativa de Ortega y Gasset y la gestión y compromiso de la editorial Biblioteca Nueva, acercaron los descubrimientos psicoanalíticos a un público culto, cada vez más amplio. Los psiquiatras, por su parte, fueron incorporando algunos de los descubrimientos psicoanalíticos, aunque de forma colectiva, a su bagaje psiquiátrico, cuestionando fundamentalmente el psicoanálisis como método terapéutico. La formación autodidacta de todos ellos hacía que hasta los psiquiatras más entusiastas, como Juarros y Sanchis Banús, estuvieran lejos de una práctica psicoanalítico mínimamente coherente.

El discurso en torno al psicoanálisis presente en la Psiquiatría y la sociedad española consiguió motivar a un joven psiquiatra para formarse psicoanalíticamente.

Angel Garma, siguiendo la tradición de los médicos españoles, decide completar su formación psiquiátrica en Alemania. Comenzó su estancia en Tübingen, trasladándose después a Berlín, a la Clínica Psiquiátrica del doctor Bonhoeffer; en esta ciudad entró en contacto con el Instituto de Psicoanálisis y decide comenzar su formación como psicoanalista. Realiza su análisis didáctico con T. Reik, siguiendo los cursos del Instituto con H. Sachs, Sandor Rado, Otto Fenichel, entre otros. En octubre de 1931, después de la presentación de su trabajo «La realidad y el ello en la esquizofrenia», es elegido por unanimidad miembro de la Sociedad Psicoanalítica Alemana.

En 1930, estando aún en Berlín, Garma publica un artículo «Cómo se estudia el Psicoanálisis», en la Revista Archivos de Neurobiología de Madrid.

Consciente Garma de la viciada situación española, le interesa mucho insistir en la importancia del análisis didáctico, considerando la formación autodidacta como insuficiente para realizar una práctica psicoanalítico y para llegar a comprender la importancia de los mecanismos inconscientes. Critica en su artículo la utilización ecléctica que los psiquiatras españoles vienen haciendo del psicoanálisis en su teoría y en su práctica.

Podemos pensar que Garma intentaba desde antes de su llegada a Madrid presentarse como psicoanalista, diferenciando claramente la formación psiquiátrica de la formación psicoanalítica y que esta postura, que mantuvo durante todos los años de su estancia en España, le creó importantes tensiones con los medios psiquiátricos.

Garma llega a Madrid en noviembre de 1931 y se marcha definitivamente en 1936, en vísperas de la guerra civil, en esos escasos cinco años desarrollará una intensa labor.

Comienza su práctica privada como psicoanalista interesándose sobre todo en el análisis didáctico de un futuro grupo de psicoanalistas, entre ellos el doctor Jerónimo Molina, José Solis y Mariano Bustamante, al mismo tiempo que desarrolla una importante actividad pública encaminada a dar a conocer el psicoanálisis, y la importancia de una formación psicoanalítica. En este sentido colabora con los ser vicios de Psiquiatría del doctor Sanchis Baus, del doctor Sacristán, participa en los cursos organizados por el doctor Rodríguez Lafora, y en la cátedra de Patología Médica del doctor Marañón; obtiene una plaza de Psiquiatría en el Tribunal de Menores y colabora asiduamente en la Revista Archivos de Neurobiología.

Durante estos años publica 19 artículos, un libro «El Psicoanálisis, la neurosis y la sociedad» (1936). T. Reik, en el prólogo del libro expresa claramente lo que fue durante estos años el objetivo fundamental de Garma «Ha sentido usted la necesidad de hacer profundizar el conocimiento del psicoanálisis en la patria querida, de destruir confusiones que allí se habían creado y de demostrar a los colegas las posibilidades del método de Psicología profunda. Yo no dudo que sus esfuerzos, nacidos de una rectitud interior y de una energía intelectual le conducirán a usted a la meta deseada. Esté usted confiado y tranquilo, la verdad finalmente consigue triunfar».

La guerra civil española que estalló en julio de 1936 rompió estas expectativas. Garma que, al estallar la guerra se encontraba en Francia, decide no regresar, quedándose en el país vecino hasta 1938, en que marcha a Buenos Aires, donde, junto con Celes Cárcamo, A. Raskowsky, Pichón Riviere, María Langer y G. Ferrari Hardoy, formarán la Asociación Psicoanalítica Argentina. Los primeros años de la dictadura de Franco después de la guerra civil española (1936-1939), mientras Europa era arrasada por la segunda guerra mundial, fueron años dramáticos y desolados, en los que no sólo el Psicoanálisis sino la vida cultural y científica pareció haberse extinguido en España.

Tendremos que esperar a finales de la década de los 40 para que vuelvan a surgir nuevos pioneros que en medio de un ambiente hostil e indiferente recuperen para España beneficio de las aportaciones psicoanalíticas.

En los mismos años que J. J. López Ibor reedita su libro «La agonía del psicoanálisis», un grupo de profesionales en Barcelona y Madrid se preparan para formar la Sociedad Española de Psicoanálisis; cabría decir que con tantas veces en vida de Freud «tras cada uno de los pronunciamientos de muerte, el psicoanálisis ganó partidarios y colaboradores o se procuró nuevos órganos, y sin duda el pronunciamiento de muerte era un progreso comparado con el silencio» (Freud, 1914).

La formación del grupo madrileño surgirá de los rescoldos que el trabajo de Angel Garma había dejado en sus años de residencia Madrid. Ramón del Portillo, iniciador del grupo madrileño, llegará al psicoanálisis a través de sus lecturas personales y su contacto con Jerónimo Molina, director del psiquiátrico de Guadalajara, antiguo analizado de Garma. En 1948 Ramón del Portillo y Jerónimo Molina tomaron de nuevo contacto con Garma, pidiéndole ayuda y asesoramiento para comenzar su formación psicoanalítica en alguna sociedad europea de psicoanálisis. Angel Garma les puso en contacto con el presidente de la sociedad Alemana de Psicoanálisis, doctor Muller-Braunschweig. Aunque la Sociedad Alemana de Psicoanálisis atravesaba un momento extremadamente difícil, después de los reumáticos años de la guerra y en nada se parecía a la floreciente sociedad psicoanalítica que había conocido Garma. Ramón del Portillo decide ir a Berlín, donde llega en 1949; entra en contacto con Muller-Braunschweíg, quien le presenta a Margarita Steinback, como realista didacta, con la que se analiza en Berlín hasta 1950.

Ramón del Portillo, que mantenía contacto con un grupo de españoles interesados a su vez en recibir una formación psicoanalista, propone a Muller-Braunschweig y a Margarita Steinback la posibilidad de que ésta venga a España para formar un grupo de psicoanalistas.

El proyecto se realiza y en 1951 encontramos a Margarita Steinback pasando consulta en Madrid. En uno de los documentos en los que Margarita Steinback explica los motivos para haber correspondido a la petición de Ramón del Portillo nos dice «El doctor Angel Garma me estimuló y me apoyó en mi decisión de venir a Madrid. Conocía al doctor Garma de nuestro tiempo de formación en el Instituto de Berlín y éramos buenos amigos, Garma opinaba que era un buen momento para fundar un movimiento psicoanalítico en Madrid y que en los círculos médicos existía una gran necesidad». Vemos a Angel Garma de nuevo impulsando a distancia la formación de un grupo español de psicoanálisis; por la correspondencia de Margarita Steinback sabemos que mantenía con él un frecuente intercambio de ideas sobre la situación del grupo español y sobre la necesidad de contar más apoyo de otros didactas para su formación.

En este sentido, la Sociedad Psicoanalítica Argentina impulsada por Angel Garma se volcó con el incipiente grupo madrileño.

El doctor Garma visita en 1952 España y además de pronunciar dos conferencias en la Facultad de Medicina, realiza tareas de formación e intercambio con el grupo psicoanalítico. Los integrantes del grupo, Ramón del Portillo, J. Rof Carballo, E. Blaise, C. Zamora, Mª L. Herreros, L. Frutos, G. García Ziemsen, H. Restrepo, G. Sánchez Medina, B. Cimbalisky, Mª T. Ruiz, habían iniciado las gestiones para ser reconocido por el estado, lo que a juicio de los fundadores redundaría en beneficio de la introducción del psicoanálisis en España y de un mayor desarrollo científico, facilitando el ejercicio de actividades docentes (seminarios, cursos, conferencias), al mismo tiempo que comunicaban su existencia y pedían el reconocimiento de la Asociación Internacional de Psicoanálisis. En 1954 muere Margarita Steinback y de nuevo Angel Garma responde a la petición de ayuda del grupo madrileño, invitando a Ramón del Portillo, a Mª Teresa Ruiz y a Eduardo Balise a ir a Buenos Aires y seguir allí su formación, participando en la actividad científica de la Sociedad Argentina. Ramón del Portillo se analiza con Angel Garma, Mª Teresa Ruiz con L. Grinberg y Eduardo Blaise con Pichon Riviere.

A su vuelta a España se organizan unos programas en los que algunos analistas didactas argentinos, entre ellos Raskowsky, Fides Cesio, Liberman, Jaime y Pola Tomás vienen a España para colaborar en la formación de este pequeño grupo.

Dentro de este programa de apoyo al psicoanálisis en España se organiza en Barcelona en 1955 el 1 Congreso Iberoamericano de intercambio médico-psicológico, realizado con la colaboración de la Asociación Psicoanalítica Argentina, y en el que participan entre otros Angel Garma, M. Obadía, D. Liberman, Arnaldo y Matilde Raskowsky, García Vega, I. Grinberg, J. Mon, S. Resnick, E. Rolla, A. Tallaferro, F. Cesio, García Reinoso.

Como vemos en estos primeros momentos de creación de un movimiento psicoanalítico en España, de nuevo el impulso de Garma encauzó y sostuvo el interés del grupo madrileño por acceder a una formación psicoanalítica.

Paralelamente en estos mismos años, los doctores Bofill, Folch, Corominas, Abelló y Eskelinen de Barcelona y Rallo, Zamora y Pertejo de Madrid, que realizaba su formación en las Sociedades Psicoanalíticas de Suiza y París, habían iniciado las gestiones, junto con los doctores Luzes y Alvin de Portugal, para ser reconocidos como Sociedad Luso-Española de Psicoanálisis por la Sociedad Internacional de Psicoanálisis.

En 1959 el grupo Luso-Español de Psicoanálisis, a los que ya se han incorporado el doctor Ramón del Portillo y Mª Teresa Ruiz, es reconocido como Sociedad componente de la IPA.

En la actualidad, aquella primera Sociedad Luso-Española ha dado lugar a tres sociedades, la Sociedad Portuguesa de Psicoanálisis, la Sociedad Española de Psicoanálisis, con residencia en Barcelona y la Asociación Psicoanalítica de Madrid.

Sesenta años después de aquellos costosos inicios del movimiento psicoanalítico, la realidad de las tres sociedades psicoanalíticas de la península, componentes de la Asociación Psicoanalítica Internacional, son un exponente claro de la vitalidad de aquellos primeros analistas y de la importancia de los estímulos que recibieron.

El psicoanálisis en España guarda una deuda de gratitud con Angel Garma, no sólo por haber sido el primer psicoanalista español, sino por haber estimulado con su presencia y su espíritu creativo el movimiento psicoanalítico en España.

En noviembre de 1990 visitó Angel Garma España por última vez; él y su mujer, Betty, que tanto amor y esfuerzo habían invertido para que este viaje pudiera realizarse, sabían que era su última visita. Garma enfermo necesitaba el auxilio constante de su mujer. Hacia ya dos años que no recibía pacientes, pero aún continuaba con esfuerzo y entusiasmo su tarea de formación y de investigación. Garma venía a España y debía recibir el homenaje a su vida y a su obra dedicada al psicoanálisis, pero ni siquiera en esta ocasión dejó de ofrecernos con generosidad sus conocimientos y la riqueza de sus experiencias. La claridad de un pensamiento contrastaba con la dificultad de su palabra, a la que pretendía vencer y venció. No cabía duda de que Garma había sido y seguía siendo un luchador. La Medalla al Mérito Civil que le concedió el Estado Español rubricando una vida de trabajo y dedicación al psicoanálisis y a la investigación psicoanalítica y el afecto a la gratitud de la Asociación Psicoanalítica de Madrid, de la que era miembro de honor desde su fundación, nos permitieron mostrarle en vida algo de lo mucho que nos había legado con su obra.

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