Papeles del Psicólogo es una revista científico-profesional, cuyo objetivo es publicar revisiones, meta-análisis, soluciones, descubrimientos, guías, experiencias y métodos de utilidad para abordar problemas y cuestiones que surgen en la práctica profesional de cualquier área de la Psicología. Se ofrece también como foro para contrastar opiniones y fomentar el debate sobre enfoques o cuestiones que suscitan controversia.
Papeles del Psicólogo, 1994. Vol. (60).
Marcelino Yagüe Cabrerizo.
Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía. Vocal delegado Area Psicología Policial.
En este trabajo se aborda la relación existente entre la Psicología, como ciencia de la conducta, y el mundo policial, como organismo que actúa sobre los demás, y en muchas ocasiones en contextos con intensas implicaciones personales y con hondas repercusiones en los participantes.
En pocas organizaciones como en la policial, su labor lleva aparejada una aplicación tan intensa y constante del saber psicológico. Se inicia desde el momento en el que participa en la incorporación a la misma de los sujetos idóneos, mediante un proceso selectivo, hasta el aprendizaje de las más sofisticadas técnicas de intervención en situaciones de crisis, donde la libertad o la vida de una persona pueden depender de un saber actuar acorde con los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad.
A lo largo de este artículo se exponen una serie de datos y consideraciones sobre cómo la Psicología ha ido integrándose y formando parte del tejido funcional policial para poder cumplir el fin para el que en definitiva existe, cual es el de un servicio público que proporcione seguridad y asistencia a la sociedad.
En primer lugar se hará una referencia a la exigencia de esta relación plasmada en sus fundamentos legales. Más adelante se indicará su formalización desde sus orígenes hasta su estado actual, terminando con una visión de futuro próximo, en la que reconozco se mezclan proyectos más o menos organizados con deseos e ilusiones personales.
Resulta obvio que la Psicología, como ciencia del comportamiento, tiene sentido en cuanto que ha de proporcionar información, y posteriormente técnicas, para mejorar las relaciones que cada uno tiene consigo mismo y con los demás. Este principio es de aplicación, no sólo a las personas en cuanto sujetos individuales, sino como componentes de aquellas instituciones que inciden necesariamente sobre las personas, siendo evidente la conveniencia, incluso la necesidad, de que se establezca una fuerte interconexión entre la ciencia y ese elemento humano organizado y más si tiene asignado un papel crucial en el entramado social.
La Policía, como todas las entidades cuya labor tiene efecto sobre los demás, son objetivo lógico para la Psicología. Tanto en su funcionamiento interno, como si observamos su actividad hacia el exterior.
Dejemos constancia inicial de que los comentarios que en líneas generales se hagan de la Policía, son de aplicación a todos los organismos policiales: los estatales, (el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil), así como las Policías de Comunidades Autónomas y la Policía Local.
También es de advertir que el nivel de interrelación entre la disciplina psicológica y las fuerzas policiales es muy dispar, debido a su distinta estructura orgánica y funcional de cada una de ellas. En este sentido, la mayor cantidad de alusiones se refieren al Cuerpo Nacional de Policía.
Un somero examen de sus funciones y sus campos de actuación nos mostrará de forma concluyente la idoneidad de que esta organización conozca e integre en profundidad el conocimiento psicológico, a nivel de todas sus estructuras. Si nos situamos en sus extremos, nadie puede negar, por ejemplo, que los funcionarios de base han de dominar muy bien las técnicas de una buena comunicación con los ciudadanos y de control del estrés, mientras que los miembros de la cúpula jerárquica han de ser expertos gestores de los recursos humanos puestos a su disposición para cumplir un servicio público muy concreto.
Por otro lado, la sociedad, a través del Estado, ha depositado en los funcionarios policiales un poder instrumental sobre los demás para hacer cumplir la legalidad, poder que, en casos determinados, conlleva la coerción psíquica o física e incluso el uso de armas de fuego, con el riesgo inherente que esto encierra.
Por esta razón, es exigible que esta facultad del uso de la violencia, reglada pero con un gran componente de discrecionalidad, sea ejercida por personas que dispongan de estabilidad psicológica y que actúen con actitudes positivas hacia la sociedad y hacia su propio quehacer, de tal modo que les permita afrontar situaciones emocionales y de riesgo y tomar las mejores decisiones posibles, con el mínimo daño para todos los intervinientes.
OBJETIVOS GENERALES
Si bien está regulada la fórmula de cómo ha de aplicarse la función psicológica en el ámbito policial, bueno será que se indiquen claramente los objetivos que se pretenden conseguir con ello. Así, podemos señalar los siguientes:
- Prestar mejor sercicio a la Sociedad en general.
- Que los funcionarios policiales aprendan aquellas técnicas psicológicas
que le ayuden a desenvolverse con la mayor efectividad positiva en su labor.
- Proporcionar una mejor calidad de vida al personal policial a través
de una adecuada supervisión y asistencia técnico-profesional.
-Reducir el absentismo laboral.
- Mejorar la imagen social de la Policía.
FUNDAMENTOS LEGALES
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se rigen por la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo. Es la Ley policial por antonomasia. En su preámbulo, encontramos toda una argumentación y exigencia para la aplicación plena de la Psicología:
" Los funcionarios de policía materializan el eje de un difícil equilibrio, de pesos y contrapesos, de facultades y obligaciones, ya que deben proteger la vida y la integridad de las personas, pero vienen obligados a usar armas; deben tratar correcta y esmeradamente a los miembros de la comunidad, pero han de actuar con energía y decisión cuando las circunstancias lo requieran. Y la balanza capaz de lograr ese equilibrio, entre tales fuerzas contrapuestas, no puede ser otra que la exigencia de una actividad de formación y perfeccionamiento permanentes - respecto a la cual se pone un énfasis especial -, sobre la base de una adecuada selección que garantice el equilibrio psicológico de la persona "
Como vemos, ya se expresan y exigen que se atiendan desde la Psicología tres de sus campos de actuación posibles: la selección, la formación permanente y el equilibrio psicológico. En cuanto a éste último, entendemos que no ha de quedar reducido únicamente al proceso de selección, sino que ha de extenderse durante todo el desarrollo de la carrera policial, mediante una adecuada formación y supervisión continuada y, en caso necesario, una intervención clínica con las garantías debidas.
En los Principios Básicos de Actuación (una especie de decálogo de comportamiento profesional de los policías), se recogen las exigencias sobre la forma de relacionarse con la comunidad, desterrándose la violencia física o psicológica, actuando con corrección. Igualmente se ordena que actúen con decisión y sin demora cuando sea necesario, siguiendo los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad en la utilización de los medios a su alcance. El uso de las armas se limitará a situaciones con grave riesgo.
Otras normativas, en forma de circulares, órdenes o disposiciones reglamentarias, insisten en el comportamiento que han de tener quienes ejercen como policías, teniendo en cuenta las demandas de la ley y de las personas, para lo que han de poner en juego las capacidades psicológicas y las habilidades de relación propias de cada caso concreto para que aquel sea positivo.
Como vemos en estos fundamentos, queda patente que la Psicología ha de formar parte irrenunciable de la profesión que comentamos. No se trata de una ciencia que mejore la actuación del policía, sino que es una exigencia de fondo.
BREVE RESEÑA HISTÓRICA
El momento inicial en que la Psicología entra a formar parte de la Policía como uno de sus servicios, lo podemos situar en el Real Decreto publicado en el Boletín Oficial del Estado de fecha 18 de noviembre de 1977, por el que se crea el Servicio de Psicología y Psicotecnia de las Fuerzas Armadas. No es de estrañar este origen militar, si tenemos en cuenta que en aquellas fechas, la llamada Policía Armada, al igual que la Guardia Civil, eran institutos de naturaleza militar (la Guardia Civil sigue siéndolo).
El personal destinado en este servicio estaba compuesto por diplomados (licenciados en Psicología que superaban un curso específico) y por Especialistas en Psicología, estos últimos formados únicamente mediante el citado curso.
Más adelante, en noviembre de 1982, cuando ya la Policía Armada se denominaba Policía Nacional, se editaron las "Normas para el Servicio de Psicología", estableciéndose las reglas para cumplimentar las misiones generales de selección, formación de mandos, investigación de actitudes y estudios estadísticos. Entre estas reglas, es de destacar en el capítulo IV, la obligación deontológica de protección de la información sobre los atendidos, y entre otras, señala expresamente en el art. 14:
" Cualesquiera datos o circunstancias de carácter general o íntimo que pudieran surgir con motivo de exploraciones psicológicas serán considerados por el personal del Servicio, estrictamente confidenciales, salvo que de la información obtenida se deduzca un claro o inminente daño para personas o instituciones, en cuyo caso se dará cuenta, reservadamente, a las autoridades correspondientes "
A partir de la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, de 13 de marzo de 1986, en la que se unifican los Cuerpos Superior de Policía y el de Policía Nacional en uno sólo denominado Cuerpo Nacional de Policía (C.N.P.), se establece la Sección de Investigaciones Psicosociológicas, que se dividía en:
Unidad de Acción Socioprofesional
- Organización
- Formación
Unidad de Investigación y Métodos
- Aplicaciones psicosociológicas
- Planificación y Programación
Unidad de Acción Psicosocial
- Apoyo a los Servicios Operativos
- Asistencia Psicológica
Con la simple lectura de los enunciados podremos deducir las áreas que abarcaban.
Actualmente, todas estas funciones a realizar se han desglosado y, así, las de Selección, Formación y Estudios son cubiertas por la División de Formación y Perfeccionamiento que la responsable de la mayor parte de la aplicación de la Psicología en el C.N.P., realizandose en los distintos Centros de Selección, Perfeccionamiento, Especialización y Promoción establecidos en Madrid y en la Escuela de Policía, ubicada en Avila.
Su estructura se ha organizado en función de las tareas a cumplir:
Sección de Estudios ( Madrid )
Selección
- Elaboración de las pruebas
- Aplicación pruebas
- Cursos especialización
- Ingreso
- Promoción
- Evaluación cursos
Centro de Actualización y Especialización ( Madrid)
Area Socioprofesional
- Formación mediante cursos de especialización
G.E.O. (Grupos Especiales de Operaciones)
Tedax (Unidad de desactivación de Explosivos)
Protección (de personalidades)
U.I.P. (Unidades de Intervención Policial)
Observadores de la O.N.U.
Centro de Promoción ( Madrid )
Formación cursos de ascenso
- Comisarios
- Inspectores jefes
- Subinspectores
- Oficiales
Dedicados a estas labores, se dispone de psicólogos titulados, en parte funcionarios policiales y otros contratados por la Administración.
Centro de Formación ( Avila )
Formación personal nuevo ingreso (clases sobre materias de psicología que se imparten en los cursos):
- Escala Básica
- Escala Ejecutiva
En sus planes de estudio figuran específicamente las materias de Psicología.
Gabinete Psicopedagógico
- Evaluación cursos
- Seguimiento de alumnos
Aquí, la totalidad de los psicólogos destinados en este Centro para atender sus funciones respectivas son policías.
Desde hace tres años, en aquellas Jefaturas Superiores donde es posible, se han descentralizado, a través de las Delegaciones de Formación, algunos de los cursos de reciclaje o actualización de las materias útiles a los funcionarios policiales, entre las que se encuentra la Psicología, con temas como actitudes y comunicación. No obstante, estas enseñanzas resultan muy escasas, por lo que únicamente son un esbozo de lo deseable en este campo. De las mismas se encargan funcionarios policiales licenciados en Psicología en lo concerniente a esta disciplina.
El abanico de actividades llevadas a cabo por la División de Formación y Perfeccionamiento queda reflejado por el listado que figura en una de las memorias anuales de trabajo, en la que constan cursos sobre Actitudes, Psicología del Testimonio, Relaciones Interpersonales, Técnicas de Comunicación, Estilos de Mando, Negociación y Conflicto, Técnicas de Control de Estrés, etc. Curiosamente, incluso figuran cursos que se imparten a los funcionarios guías caninos, sobre técnicas de psicología animal.
Junto a estas actividades internas, dirigidas a funcionarios policiales exclusivamente, aparecen otras de tipo colaboración con diversos organismos, de Policía Local especialmente, a nivel municipal y comunitario, tanto de formación como de asesoramiento en el análisis de puestos de trabajo y selección de personal. También se ha proporcionado auxilio técnico a la Comisión de Malos Tratos a la Mujer.
En cuanto a la función asistencial, generalmente, es asumida por los Servicios Médicos existentes en la Jefaturas Superiores, si bien en Madrid, se dispone de la Sección de Salud Mental y la Unidad Regional de Salud Mental, con las particularidades que más adelante se indicarán.
ÁREAS DE ACTUACIÓN
Podemos considerar cuatro grandes áreas de actuación psicológica en la Policía:
1ª ) Selección
2ª ) Formación
3ª ) Asistencia
SELECCIÓN
Es el primer momento en el que la Psicología, por su peso específico, interviene en el mundo policial.
Siguiendo a Manuel Alvarez Sobredo en un trabajo publicado en la revista "Policía", podemos afirmar que como todo proceso selectivo, para que sea válido, ha de cubrir ciertas exigencias metodológicas.
En primer lugar se debe analizar la organización.
Aquí habría que hacer una referencia histórica que recogiera el profundo cambio que en su filosofía, en su razón de ser, ha sufrido la Policía en su conjunto. De un modelo de vigilancia y control, que exigía una rígida centralización organizacional y profesional y una baja relación social, se ha pasado a un modelo de servicio público donde los parámetros se invierten, ya que debe haber más discrecionalidad al actuar y un mayor acercamiento al ciudadano al que se sirve.
Por tanto, la organización policial actual, dentro de la disciplina, exige que todo funcionario disponga de una mayor capacidad de análisis de las situaciones para tomar decisiones, y para conseguir que sus interacciones sociales, mucho más amplias e inevitables, sean llevadas a cabo en forma positiva.
El mismo autor también hace hincapié en que la selección no ha de utilizar un instrumento basado sólo en su fiabilidad, sino que ha de servir para detectar la idoneidad del sujeto para ejercer un trabajo policial.
Esto ya nos da una pista respecto a las demandas que una organización policial ha de buscar y descubrir en los aspirantes a formar parte de la misma.
Psicológicamente, todo policía, por el hecho de serlo, y con independencia del puesto que ocupe, debe reunir una serie de características de personalidad, y de aptitudes psicofísicas para ejecutar su labor de forma adecuada.
Las aptitudes y rasgos exigibles son los siguientes:
Aptitudes
- Capacidad de análisis
- Capacidad de alerta y atención concentrada
- Capacidad de atención mantenida
- Capacidad para el análisis rápido de situaciones complejas
- Perseverancia
- Memoria visual
- Fluidez verbal
- Coordinación motora y destreza física
Rasgos personales
- Autocontrol de los impulsos y emociones
- Sentido de la autocrítica
- Seguridad en sí mismo
- Sentido de la autoridad. Firmeza personal
- Resistencia a la frustración
- Capacidad empática y manejo de la relación interpersonal
- Neutralidad afectiva en el ejercicio profesional
- Objetividad
- Iniciativa
- Capacidad de integración en el grupo. Desarrollo de conductas cooperativas
- Capacidad de automotivación.
Como complemento al análisis organizacional y sus demandas, también se han de examinar las características del puesto a cubrir.
En este sentido, es de señalar que dentro de la Policía, son tantas las funciones a realizar, distintas y distantes, que este análisis resulta más complejo, e inicialmente al menos, debería quedar para más adelante, cuando el sujeto, ya dentro de la organización, tenga que ser destinado a un servicio concreto.
Una primera división en el tipo de puestos de trabajo la descubrimos cuando vemos que el colectivo actúa en dos grandes áreas, una, de servicio en la calle, en primera línea, y otra, de servicio interior, que prácticamente no ha de contactar con el público, ya que desarrolla su labor a nivel interno. Aparte, dentro de cada área, son múltiples las funciones, como la de prevención, de uniforme (más pasiva), o grupos operativos (que se destacan por su comportamiento activo). Incluso en el área interior, no es asimilable la labor frente a un terminal informático, a la de realizar un análisis de sangre, o a la de recepción de denuncias.
Por otra parte, si contemplamos lo distinto que es ser mandado a mandar, también detectamos diferencias sustanciales en cuanto a las variables psicológicas necesarias para que el sujeto desempeñe sus tareas en función de su nivel jerárquico.
Evidentemente, la Psicología es parte fundamental en el proceso selectivo de los policías, hasta el punto de que pocas profesiones son tan exigentes en este campo.
Ingreso
Concretándonos al Cuerpo Nacional de Policía, el ingreso se puede realizar a dos niveles: el de la Escala Básica, con funciones de vigilancia y prevención, de uniforme generalmente, y el de la Escala Ejecutiva, con funciones de investigación y dirección técnica.
En ambos casos, entre las pruebas que han de superar los aspirantes figuran dos referidas a nuestro interés:
1ª.- De conocimientos
Con temario de ciencias sociales. En el caso de la Escala Ejecutiva, prácticamente todos los temas son netamente psicológicos como nos lo muestran sus títulos: Concepto de la naturaleza humana, teorías explicativas del comportamiento humano, percepción, memoria, teorías de la personalidad, etc.
2ª.-Psicotécnica, con dos partes:
a) Cumplimentar varios tests objetivos, para detectar aptitudes y actitudes para el desempeño de la función policial
b) Entrevista personal, en la que se han de investigar los factores de personalidad. Esta es llevada a cabo por psicólogos, bien funcionarios policiales, o bien contratados.
Dentro de la prueba médica, como es lógico, se consideran causas de exclusión determinadas enfermedades mentales como la depresión y la psicosis.
Ascensos
Los ascensos dentro de la institución exigen también la superación de unos filtros. Por ejemplo, los componentes de la Escala Superior, en cuanto a características de personalidad que les permitan ejercer como directores y gestores humanos, en la nueva responsabilidad a la que acceden.
FORMATIVA
Las interacciones que los funcionarios policiales llevan a cabo con las personas de su entorno, exigen que dispongan de recursos psicológicos y conductuales para que esas intervenciones sean controladas y satisfactorias en su desarrollo y finalización, por lo que resulta imprescindible inculcarles esos conocimientos y técnicas a tres niveles:
1º nivel, de carácter interno
Referido al propio sujeto, y en él se tratan las actitudes personales, de forma que resultaran positivas hacia sí, hacia la institución y hacia la labor que realiza, así como la seguridad en sí mismo, el autocontrol emocional, etc.
2º nivel, de relación con los demás
Adquisición y dominio en habilidades sociales, en comunicación positiva, persuasiva, etc.
Con estas técnicas se trata que el agente policial desempeñe su labor con una mayor eficacia, y menor conflictividad en todos los órdenes.
3º nivel, específico
Para saber afrontar demandas más complejas, tanto por las situaciones como por la responsabilidad del que actúe.
Por ejemplo, entrenamiento en las técnicas más avanzadas en Resolución de Problemas, Intervención en Crisis, Toma de Decisiones, Gestión de Recursos Humanos, etc.
Es cierto que en los centros de ingreso y de actualización del Cuerpo Nacional de Policía se atienden estas demandas, pero la experiencia y la realidad, demuestran la conveniencia de ampliar en el tiempo y en profundidad estas materias a lo largo de toda la carrera.
O lo que es lo mismo, toda esta enseñanza no ha de limitarse al período de formación inicial ni puntual, sino que debe continuarse en los mismos lugares donde se ejerce el servicio, pasando por una descentralización práctica de la misma.
ASISTENCIAL O DE SALUD MENTAL
La tarea policial presenta unas características muy especiales en cuanto a su desempeño, como son el contacto constante con multitud de miembros de la sociedad, el afrontamiento de situaciones muy singulares y el riesgo inherente al uso de la fuerza, tanto por pasivo como por activo. Su trabajo diario constituye un banco de pruebas constante para el profesional, en el que se somete a examen su equilibrio psíquico. Un trabajo así genera forzosamente un estresor continuo que puede afectar al individuo con menoscabo de su estabilidad psíquica.
Un factor de máximo interés a meditar es la doble incidencia que tiene la función policial, sobre el policía como persona y sobre la sociedad en cuyo seno trabaja, lo cual requiere que este funcionario posea el mayor nivel de normalidad psíquica posible, y que disponga de recursos mentales para desenvolverse de una forma adecuada en cada situación dada.
Igualmente obligado es el que la Institución conozca en todo momento el estado mental de su personal y obre en consecuencia.
Desde estas consideraciones surge la necesidad de que la Organización Policial, como cualquier organización compuesta por seres humanos, establezca servicios específicos para poder atender a quienes por causas personales o profesionales muestren problemas de tipo psíquico, es decir, que ha de cuidar de la salud mental de su personal, por éste y por la Institución.
Cuando alguien padece una alteración psíquica se produce un malestar subjetivo en el individuo, que puede interesar toda su esfera vital, y por tanto, su conducta particular y profesional. Unido a ello, será la familia la que resulte perjudicada por su comportamiento.
Además, en el trabajo de un policía, se han de tener muy en cuenta las consecuencias negativas que pueden derivar sobre la sociedad. Si el afectado continúa prestando servicio, su comportamiento profesional también sufrirá los efectos de su desequilibrio, con perjuicio para su Institución y para el ciudadano con el que intervenga.
Una actividad preventiva que no puede faltar es el deber de supervisión de la Institución, desde el punto de vista de equilibrio psicológico, que ha de ejercer sobre las personas que pertenecen al colectivo, para evitar conductas negativas incluso fuera del servicio.
Servicios Asistenciales
Como ya es sabido, en cualquier organización profesional, la salud mental de sus componentes se considera como un objetivo prioritario dentro de la búsqueda de su salud general. Y puede lograrse desde la prevención y desde la intervención.
La necesidad de una actuación específica con aquellas personas que presenten una patología de tipo psíquico ya viene recogida en la Resolución nº 60 de fecha 13-7-1990, en la que se dispone la organización y el funcionamiento del Servicio Sanitario de la Dirección General de la Policía. En ella, al especificar las funciones de las Unidades Regionales, señala se incluya dentro del Área de Salud en el Trabajo, el apartado de Salud Mental.
Sus funciones son, entre otras:
a) Determinar los factores que puedan incidir negativamente en la salud mental de los componentes del colectivo policial.
b) Detección precoz de las psicopatologías.
c) Orientación psicológica a los funcionarios policiales que tengan dificultades de obtenerla en otros centros.
Otro informe, sobre el año 1992, hace referencia concreta a toda esta problemática, con datos obtenidos mediante muestreos y asistencias recogidas de toda España.
Los datos y conclusiones que siguen muestran, de una forma objetiva, la situación en lo referido a salud mental.
En dicho informe se establecen una serie de hechos, de los que destacamos los más significativos:
1ª ) Existe un porcentaje de funcionarios policiales que sufren algún tipo de malestar psíquico, más o menos grave ( algunos de ellos con pensamientos autolesivos ). Si bien hay que señalar la no existencia de diferencias significativas respecto a otros colectivos profesionales, justo es reconocer que la posesión de un arma de fuego constituye un factor que agudiza el riesgo de un uso indebido de la misma o de suicidio, como queda patente en el hecho que es el medio más utilizado para llevarlo a efecto en los casos en que se produce.
2º ) Los afectados tienen grandes dificultades para disponer de una asistencia adecuada a su malestar psíquico ( se han de dirigir a instituciones sanitarias públicas, con poca atención real, o a privadas, con un alto costo económico )
3ª ) En base a las dos conclusiones anteriores, se hace necesario disponer de Equipos especializados en Salud Mental, cuya función sería prevenir y detectar, en general, las alteraciones psíquicas y diagnosticar, tratar y orientar a quienes lo necesitaran, dado su trastorno.
Con objeto de satisfacer esta demanda, en las capitales policiales más importantes, como son Madrid, Barcelona, Málaga, La Coruña, Zaragoza y en las de la zona vasco-navarra, San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Pamplona, se ha establecido una especie de atención de Salud Mental, adscrita a los servicios médicos, con un estatus poco o nada definido, atendida por funcionarios titulados en Psicología, pero lo cierto es que no se han cubierto, ni con mucho, las necesidades a las que se hace referencia en ambos documentos.
En Madrid, donde más estructurado está este servicio, existe una Sección de Salud Mental, con cobertura nacional, a cargo de un psiquiatra, con dos psicólogos. Aparte, y ya como Unidad Regional, dispone de varios psicólogos, algunos de ellos en calidad de contratados. No obstante, hay que advertir que muy recientemente, y por motivos presupuestarios, se han rescindido los contratos a estos últimos profesionales, aunque se espera y desea que lo sean en forma temporal.
Se ha establecido un Plan de Salud Mental general, con carácter piloto, que en los pocos meses que lleva desarrollandose ya ha atendido más de 500 consultas, ha elaborado informes sobre la conveniencia de la retirada de armas a funcionarios cuya situación psíquica lo demandaba, dispuesto ingresos hospitalarios, intervenido en episodios suicidas, etc. en forma que ha dejado constancia de la importancia de un servicio concreto de esta índole.
Es de desear que este plan se extienda a toda España, articulando los dispositivos necesarios para ello, ya que, de momento, y salvo raras excepciones, fuera de Madrid, son los Servicios Médicos, y desde ese punto de vista, los que intervienen en enfermedades de carácter psíquico, pero resulta obvio que los tratamientos que realizan, exclusivamente médicos, deben complementarse con intervenciones de profesionales de la Psicología en cuanto atenderían aquellos aspectos que escapan a la acción farmacológica y que se dan en la mayoría de los trastornos mentales.
Lo ideal, por supuesto, es que no llegara a necesitarse tratamiento terapeútico, por lo que se impone una acción preventiva y de apoyo u orientación.
En cuanto que se ha hablado de psicólogos contratados que prestan servicio dentro del Cuerpo Nacional de Policía, es interesante conocer que , siguiendo lo ordenado en la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se creó hace pocos años la llamada Escala Facultativa, con objeto de dotar a la Institución de personal cualificado para funciones muy específicas, como médicos, letrados, biólogos, etc, y entre los que se encuentran los psicológos, tanto en área formativa como asistencial, pudiendo acceder a la misma funcionarios públicos titulados, pero no necesariamente policías. Lo cual constituye una fórmula de acceso desde el exterior, y en forma directa, a puestos de trabajo profesional.
GRUPO DE PSICOLOGIA POLICIAL
Ciñéndonos más a las actividades profesionales de los psicólogos, a través de su órganos institucionales como son los Colegios Oficiales respectivos, el Colegio Oficial de Psicólogos del País Valenciá ( C.O.P.- P.V ), hace pocos meses ha creado un Grupo de Trabajo sobre Psicología Policial
Está compuesto por colegiados interesados en el mundo policial o que están trabajando de alguna forma en temas o investigaciones relacionadas con él.
También lo integran funcionarios policiales, titulados en Psicología, por lo que el Grupo es mixto, con las ventajas que ello tiene de "estar dentro" en cuanto a experiencias y conocimiento del medio.
Es el primer Grupo de esta índole que se forma en España. La idea que lo anima es la de que pueda ampliarse a nivel estatal, de forma que constituya una Comisión nacional con entidad propia, al igual que ya existen otras, como la del Trabajo o Jurídica.
Como objetivo general, se ha establecido el conocer el mundo policial (en principio, Cuerpo Nacional de Policía y Policía Local) en aquello que pueda ser objeto de actuación de la Psicología, con una doble consecuencia:
- Mejorar la calidad de vida y el comportamiento de los policías que prestan sus servicios en la Comunidad Valenciana.
- Ofrecer posibilidades de intervenir profesionalmente a los miembros del C.O.P.-PV.
Hay que destacar que la línea de trabajo está dirigida muy especialmente al estudio de aquellos aspectos que atañen al policía persona, que le distinguen, psicológicamente hablando, de cualquier otro colectivo.
Por ejemplo, respecto a la necesaria estructura de personalidad, adecuada a su función específica,con el estudio de las variables personales y profesionales que pueden incidir negativamente en ella, mediante una supervisión preventiva o una intervención terapeútica.
Como segunda vertiente, analiza necesidades de formación y asesoramiento, desde lo general a lo concreto, dado que fuera de Madrid y Avila se carece de una estructura destinada a ello, para poder perfilar los cursos o actividades correspondientes.
Este Grupo ha elaborado un Proyecto de Colaboración entre el C.O.P. - P.V. y la Jefatura Superior de Policía de Valencia, que ha sido presentado al Jefe Superior de la misma, quedando a la espera de que pueda materializarse en cuanto las condiciones estructurales lo permitan.
CONSIDERACIONES FINALES
Como hemos podido ver en esta panorámica, si existe alguna organización con la que la Psicología está condenada a entenderse, es la organización policial.
Sumando el colectivo policial, 67.000 componentes en la Guardia Civil,57.000 en el Cuerpo Nacional de Policía, 52.000 en la Policía Local, 6.200 en la Policía Autónoma Vasca, 1.800 en el Cuerpo de Mossos dEscuadra, 270 de la Diputación Foral de Navarra y 130 de la Diputación de Barcelona, tendremos que la función policial está desarrollada por 184.500 personas aproximadamente.
Suponiendo que la mitad de ellas estén actuando en la calle y gran parte del resto en contacto con el público, podemos calcular el gran número de interacciones personales que se producen a diario, en circunstancias al menos singulares, donde las decisiones y actuaciones policiales puede afectar decisivamente a muchos individuos.
El encuentro del ciudadano con el policía casi siempre lleva una carga emocional, cuyo peso recae mayormente en ese ciudadano. Este factor condiciona el proceder policial, obligando al funcionario a adaptarse mediante una adecuada escucha activa y una toma de decisión acertada.
Por esta razón, cualquier policía, pertenezca al Cuerpo que sea, ha de disponer del binomio personalidad - habilidad capaz de hacer frente con éxito a esta demanda constantemente, y para conseguirlo ha de contribuir, por obligación, y, por supuesto, por devoción, la Psicología.
AGRADECIMIENTO
Por sus aportaciones y ánimos a los compañeros policía-psicólogos que en Madrid, Avila y Zaragoza están ejerciendo como tales.
Igualmente, a los policía-médicos que lo hacen en Madrid y Valencia.